La decisión de seis gobiernos neoliberales al hilo de no construir nuevas refinerías y privilegiar la compra de combustibles en el mercado internacional (mayoritariamente en Estados Unidos, 86 por ciento del total) provocó, entre otros resultados concretos, los siguientes: México se convirtió en importador neto de esos productos, con lo que rápidamente perdió soberanía energética, amén de que por su adquisición debió pagar más de 250 mil millones de dólares a lo largo de los años; los precios de los carburantes crecieron como la espuma, lo que alimentó la inflación y repercutió en el bolsillo de todos los mexicanos; el Sistema Nacional de Refinación fue condenado a la obsolescencia y los únicos beneficiarios de tal política fueron quienes, desde afuera, abastecieron al mercado interno.
Además, por si fuera poco, esa política neoliberal llevó a México a convertirse, a nivel mundial, en la nación petrolera con mayores compras de gasolinas y otros petrolíferos en el extranjero. Para dar una idea de qué se trata, cuando Carlos Salinas de Gortari se instaló en Los Pinos, internamente se producía 90 por ciento de los combustibles (con gasolina y diésel a la cabeza) que se consumían en el país; para 2018, con Calderón cayó a 45 por ciento y con Enrique Peña Nieto a 20 por ciento, siempre con precios crecientes (quién olvida los gasolinazos), mientras el Sistema Nacional de Refinación (multi parchado en los seis gobiernos neoliberales, a precios exorbitantes y sin mayores resultados) fue condenado a su extinción.
En síntesis, en tres décadas la importación pasó de 10 a 80 por ciento. Algo más: “la refinación fue el segmento más descuidado en el periodo neoliberal. Entre 2001 y 2018 las importaciones de gasolinas se multiplicaron 11 veces y las de diésel 56 veces”. Y ese es el desastre que defienden los mismos que ayer aplaudían como focas las decisiones gubernamentales y hoy histéricamente critican la construcción de la refinería de Dos Bocas, la compra de Deer Park, la autosuficiencia y la defensa de la soberanía energética.
En la mañanera de ayer el director general de Petróleos Mexicanos, Octavio Romero, detalló que, en contraste, “a partir de este gobierno las importaciones de gasolina han disminuido sistemáticamente hasta bajar a 61 por ciento. El caso del diésel es todavía más dramático, pues en 2013 se importaba 27 por ciento y en el último año de la administración anterior subió hasta 77 por ciento. Dicho en otras palabras, se pasó de importar 5 mil millones de dólares en 2013 a 10 mil millones de dólares en 2018. En esta administración las importaciones de diésel han bajado hasta en 60 por ciento. En suma, no obstante que México es una potencia petrolera, la reforma energética (de Peña Nieto) en tan sólo cuatro años nos convirtió en un país dependiente de las importaciones de combustibles”.
Así, dijo Romero, la adquisición de Deer Park “es un paso muy importante para el cumplimiento de la meta de autosuficiencia en la producción de combustibles, pues tomar la operación de la refinería permitirá dirigir su producción de gasolina, diésel y turbosina para satisfacer la demanda de nuestro país. En el contexto internacional la demanda prospectiva de combustibles fósiles, de acuerdo con las proyecciones de las principales consultoras especializadas en el sector energético, en los próximos 30 años se va a incrementar, no obstante los esfuerzos internacionales para transitar hacia energías limpias; ello, como resultado de la inercia en el crecimiento de las economías a nivel mundial. Si bien es cierto que países europeos y Estados Unidos reducirán su demanda sin que desaparezca su consumo, economías emergentes como India y América Latina, entre otros países, lo incrementarán significativamente, lo mismo en el caso de China”,
Las rebanadas del pastel
El autor de estas líneas ha sido amenazado en el siguiente tenor: “la Sociedad Internacional de Focas y Leones Marinos le está preparando una demanda legal ante todas las cortes internacionales por andar comparándolas con tan ruines personajes aplaudidores” de los gobiernos neoliberales. “¡Pobres animalitos, con mucha más dignidad que tales fulanos” (Mario Roberto Galaz Robles, mariorobertogalazrobled@gmail.com).