Una “pequeña fiesta” armó David Lomelí, tenor y director de Administración Artística de la Ópera de Dallas, con sus colegas, paisanos y amigos Javier Camarena (desde Zurich) y Rolando Villazón (París) en Corazón de canción, producción del canal televisivo de la casa operística, disponible a través de streaming del 25 al 31 de mayo en el enlace thedallasopera.TV.
¿La razon? “Sentí nostalgia por México, mis amigos, la canción y la comida”, admitió Lomelí al principio del programa. Como no hay fiesta sin música, los tres tenores también interpretaron canciones pensadas para la ocasión. Villazón cantó Al banco solitario, de Yvette Souviron, y La llorona, acompañado del arpista Xavier de Maistre, incluidas en su álbum Serenata latina, producido por Deutsche Grammophone.
Camarena interpretó el son huasteco Malagueña, acompañado en la guitarra por su esposa, y Amorcito corazón, él mismo al piano. Lomelí cantó a capela Deja que salga la luna, de José Alfredo Jiménez.
¿Por qué dan todo a la música?, quiso saber Lomelí. En el caso de Villazón “la música fue una especie de lugar para escaparme de cosas que quería evadir de niño. El canto me regresa a ese maravilloso lugar. Además, la música es el sitio donde todos, tanto cantantes como público, nos encontramos en ese universo que es atemporal, sin fronteras”.
Camarena agregó: “mi relación con la música es la más larga que he tenido en mi vida. Hemos tenido nuestras peleas porque es una esposa celosa; sin embargo, estás loco por ella. No la puedes sacar de tu mente”.
Para Villazón “es una equivocación pensar que el país está lleno de cantantes de ópera. México está lleno de grandes voces, cantamos todo el tiempo, cuando estamos felices o tristes. Cantamos en nuestras fiestas y a nuestros hijos. Cantar es una parte relevante de quie-nes somos.
“Antes de Francisco Araiza había muy pocos cantantes de ópera mexicanos. De repente hay un superestrella, es de México y se llama Francisco Araiza. Eso fue inspirador. Me motivó el que un Ramón Vargas, un Franciso Araiza y un Alfredo Portilla hayan demostrado que salir del país a trabajar era algo por explorar.”
En la conversación se habló de varios temas; por ejemplo, que el bel canto podría ser una carrera. Según Camarena, en cierto punto eso tiene que ver con el destino: “Uno arriesga todo. Peleé por ese sueño. Me había casado y tenía una hija. Lo mejor que podía hacer en ese momento era cantar, entonces, así lo hice”.
Se tocó el tema de las lesiones. “Somos atletas y artistas. Los atletas experimentan problemas y se lastiman. En nuestro negocio en el momento que algo así sucede las personas le echan la culpa al cantante. Dicen que es porque hace tal o cual cosa. Muchos cantantes no lo comentan debido a la respuesta negativa. Es uno de los riesgos que tomamos. Hacemos creer que somos unos gigantes que todo lo pueden”, dijo Villazón, quien en cierto momento fue operado de un quiste interno en una cuerda vocal.
Camarena agregó que las lesiones ocurren porque cantar es una actividad física sumamente demandante: “Esas cosas pasan, no sé por qué, nadie habla de eso, pero es normal. En cuanto sientas algo raro debes acudir de inmediato a un chequeo”.
Lomelí sufrió lesiones en su diafragma, lo que lo llevó a cambiar el enfoque de su trabajo.