Después de dos biografías y un documental, parece que la única persona por la que quiere ser juzgado Moby es él mismo. “Básicamente no quiero saber lo que los desconocidos piensan de mí. Si alguien tiene una opinión sobre mí y la comparte públicamente, ya sea en NPR, en el Washington Post o en las redes sociales, se trate de un buen artículo o uno difamatorio, simplemente he pedido a todos los que conozco y con quienes trabajo una cosa: ‘por favor no me digas nada, a menos que esté realmente fuera de control’”, señaló el músico al diario The Independent.
El músico y defensor de los derechos animales promueve Moby Doc, un documental sobre su vida que acompaña al álbum Reprise, en el que incluye arreglos orquestales y acústicos de las canciones que ha hecho en 30 años de carrera.
Se trata de “una crónica creativa, poco convencional, irónica y llena de música sobre una vida, plena de acontecimientos”. Como elementos narrativos incluye sesiones de terapia y dioramas hechos a mano.
En lugar de hacer “otra película biográfica sobre un músico raro”, Moby prefiere profundizar en “el porqué de todo”. Especialmente la razón por la que los humanos tratan de llenar los vacíos emocionales con superficialidades, como dinero, drogas o fama.
“Cuando crecía asumía que ese éxito como músico iba a arreglar cada problema sicológico que tenía y que iba a crear una felicidad interminable y duradera para mí. Luego me volví un músico exitoso y mi situación emocional, obviamente, no había sido arreglada. De hecho como que había hecho metástasis.”
El mito
A pesar del punto de vista narcisista abordado en el documental, el músico considera que las interrogantes que se plantean tienen un propósito más grande que exponer el lado oscuro de una celebridad. “Mirar mi historia (ojalá) podrá ayudar a la gente a relacionarse con sus propias vidas y examinar esta asunción que todos hacemos: las cosas externas van a arreglar nuestros problemas internos. Si fuera así, Kanye West y Donald Trump serían las personas más felices del planeta”.
La película ilustra el mito de Moby como un genio torturado que hace las paces consigo mismo. Durante el documental, el músico habla por teléfono en un supermercado hindú: “Al final me arruinó y corrompió completamente, pero en esos momentos fue muy divertido, de pasar a ser invisibilizado a salir con estrellas de cine e ir a fiestas y hacer mucho dinero y hacer giras para tocar enfrente de miles de personas. Tal vez debería hacer como que no fue genial, pero, por un minuto, fue grandioso”.
“No envidio a la gente insegura”
Ahora Moby parece haber pasado al lado opuesto. “Rechazo totalmente el alcohol y las drogas. No envidio a esa gente insegura. Esa ambigüedad sería muy confusa para mí”.
Moby comparte los altibajos de su fama, como estar tan borracho que se perdió el funeral de su madre. Habla sobre el abuso de sustancias en el pasado, su activismo por los derechos de los animales y las listas de éxito, en las que alcanzaron los primeros puestos sus discos Play, de 1999, y 18, lanzado tres años después. “El momento de la película en el que muchas personas con las que hablé parecen enfocarse es cuando me refiero a estar drogado y borracho, además de pasar dormido el funeral de mi madre”, afirmó Moby a la agencia Reuters.
“Por extraño que parezca, mi madre tenía este maravilloso y retorcido sentido del humor.”
Su postura sobre el veganismo se ha intensificado con los años. Moby fue uno de los primeros en adoptar esa dieta, por lo que fue objeto de burlas. Ahora es tan común como los alimentos sin gluten. Sus enormes tatuajes que dicen “Vegan for Life” y “Animal Rights” muestran su convicción. “Soy totalmente consciente de que es poco extraño que un hombre en sus 50 decida de pronto tatuarse la cara y el cuello, pero no hay nada en mi vida más importante que trabajar en pro de los derechos de los animales. Es más importante que tener citas, una carrera o la salud.
“Soy honesto, hay cierto rechazo en eso. Estoy rechazando las ideas tradicionales de belleza. Estoy rechazando ser tímido con mis creencias. Estoy diciendo: ‘no, es el mundo el que no puede soportarlo’. Si el mundo no está de acuerdo con mi deseo de proteger a seres inocentes, a la salud humana y a los trabajadores, así como luchar por reducir la resistencia a los antibióticos y contra el cambio climático, es un problema suyo, no mío.”
Filantropía
Su causa, sin embargo, se vio dañada por el cierre de su restaurante vegano, Little Pine. A principios de la pandemia el lugar, fundado como un espacio filantrópico cuyas ganancias eran destinadas a causas de los animales, fue clausurado abruptamente, afectando a unos 50 trabajadores. Enojados por la manera en que habían sido despedidos, se quejaron en redes sociales. “No todos los que aman tener una reputación filantrópica son realmente buena gente”, escribió uno de ellos.
“Lo sé, esto fue muy egoísta, pero todo lo que pasaba no tenía precedente. Amigos míos morían. Las reservas de comida se iban a acabar. No sabíamos si la pandemia iba a durar 15 años y representaría el fin de la civilización. En medio de eso, yo trataba de cerrar mi restaurante. Nunca había hecho eso antes, apenas sabía cómo administrar un negocio como ese. Así que hice lo mejor que pude. Perdí algunos miles de dólares. No lucraba… nunca gané un centavo de él.”
Little Pine reabrió bajo una nueva administración. “Nunca me voy a quejar de cómo fui tratado, pero estuve algo desconcertado cuando descubrí que la gente a la que había estado cuidando, a la que pagué su salario durante cuatro años no se acercó a mí”.
Moby todavía cree que tiene mucho que dar, creativamente hablando. “Con el tiempo ya no veo la música como una carrera. Es lo que amo, y supongo que técnicamente es mi trabajo porque me ayuda a pagar la renta. Sin embargo, me produce alegría hacerla y lanzarla… la idea es crear algo hermoso que ames, ponerlo en el mundo y esperar que alguien sienta una conexión emocional con eso”.
Moby Doc se estrenará a finales de mes en Estados Unidos y Reino Unido. El 30 de junio estará disponible en el resto del mundo.