La cumbre sobre los sistemas alimentarios de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se realizará en Nueva York, no en Italia, donde generalmente se realizan las reuniones de este organismo. Su fin es crear uniformidad de la agricultura en el mundo, un sistema de manejo para las semillas y un consejo digital que busca saltarse todos los tratados, protocolos y leyes que existen con el fin de hacer biopiratería, advirtió Vandana Shiva.
En México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y los expertos deben enfocarse en hacer frente a la biopiratería para que se sujete a las leyes nacionales y a los saberes tradicionales, propuso durante la videoconferencia “Proteger nuestra biodiversidad, el patrimonio intelectual y la soberanía”, convocada por la Universidad Veracruzana y la dependencia federal.
Shiva, científica hindú, es promotora de la agricultura orgánica y del comercio justo, ha recibido doctorados honoris causa de universidades como la de París y obtuvo el premio Nobel alternativo. En la sesión, señaló que ya hay patente del coronavirus y se desarrollaron vacunas que generan ganancias millonarias, “la tragedia que se vive, se utiliza para ello”.
Se refirió a que empresas, como la trasnacional Monsanto, generan problemas y son dueñas de las soluciones: “crea el cáncer y tiene las patentes para su curación, la industria agroquímica y los gigantes digitales trabajan en conjunto”.
Destacó que el Protocolo de Nagoya –establecido en el contexto del Convenio de Diversidad Biológica con el objetivo de garantizar la participación justa y equitativa de los recursos genéticos–, señala que los derechos de los pueblos indígenas son muy importantes.
Precisó que en ese acuerdo los artículos 6 y 7 se refieren al consentimiento informado de los pueblos originarios sobre la biodiversidad, son los custodios en el nivel local, “todos los estados deben proteger los derechos de su gente”. Pidió al gobierno mexicano que dialogue con las comunidades originarias, que son el “sistema inmune” por la protección que hacen de la diversidad biológica.
Aseveró que las semillas no son máquinas y no se pueden patentar, “desde los 90 hablamos de la biopiratería a través de la tecnología genética, ahora es con las plataformas digitales y la ingeniería genética. Se hace una secuenciación y se genera una patente que se da a partir de las propiedades de la planta”.