En el Instituto Nacional de Cancerología (Incan) no hay medicinas; los pacientes que pueden compran los productos para sus quimioterapias. El problema es que “no todos podemos hacer eso”, señalaron algunos de los afectados, pues tendrían que disponer de unos 5 mil pesos para un ciclo de tratamiento, el cual se repite cada dos o tres semanas, según el tipo de tumor de que se trate.
De acuerdo con personal del nosocomio, “está faltando entre 60 y 70 por ciento de los medicamentos” para las quimioterapias y las terapias de soporte, con las cuales se busca mejorar los síntomas y efectos colaterales de los oncológicos.
No hay ni los fármacos básicos como el cisplatino, considerado como el quimioterapéutico más efectivo y útil para la mayoría de los tumores. Además es de bajo costo, pues cuesta cerca de 500 pesos.
Pacientes y trabajadores señalaron que, a causa del desabasto, las citas médicas se han estado postergando dos a tres semanas. En ocasiones, “ha funcionado” la sustitución de medicamentos, pero hay semanas en que “no hay nada con qué” hacer tales remplazos de fármacos.
La Jornada solicitó información sobre el tema y la oficina de Comunicación Social del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) aseguró que tal desabasto “no existe” porque las compras de medicamentos ya se hicieron y corresponde a cada institución, en este caso el Incan, plantear sus requerimientos y “eso es lo que no ha pasado”, según el área de prensa.
En el Incan se atienden alrededor de 5 mil nuevos casos de cáncer al año, de los cuales la mayoría –4 mil 500– requieren tratamientos de quimioterapia. Ese es el nivel de afectación por el desabasto que ha habido durante ya varios meses por el cambio en el modelo de adquisiciones del gobierno federal.
Dicho esquema, en el que la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) es responsable de la compra de medicinas y material de curación, se ha retrasado ya varios meses. La información oficial es que los oncológicos están en el grupo de “medicamentos prioritarios”, los cuales se compraron por separado y se iban a entregar entre enero y marzo.
La realidad es que apenas en abril se informó sobre el resultado de ese proceso de compra y las primeras entregas al sistema nacional de salud. De ahí que las instituciones de salud han realizado diversas licitaciones para cubrir los faltantes de estos productos prioritarios y de aquellos que forman parte de la compra consolidada, la cual también está retrasada.
En las instituciones de seguridad social (IMSS e Issste) el problema del desabasto existe aunque en menor proporción y se soluciona con las compras de urgencia, refirieron trabajadores de esos organismos.