Bruselas. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la Unión Europea, Estados Unidos Alemania, Reino Unido, Lituania y Polonia condenaron ayer el desvío de un avión comercial a Bielorrusia y la detención de un activista opositor.
Desde su exilio en Vilnius, capital de Lituania, la líder de la oposición, Sviatlana Tsikhanouskaya, pidió a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) que emprenda una investigación, al señalar que “es totalmente obvio que ésta es una operación de los servicios especiales para secuestrar un avión con el fin de detener al activista y bloguero Roman Protasevich”, cuya residencia está en el país báltico.
La OACI se mostró “muy preocupada” por el incidente, que podría haber infringido la Convención de Chicago, en la cual se basa la aviación civil. El organismo mundial de la industria aérea, IATA, también pidió una investigación completa.
“Se trata de un incidente grave y peligroso que requiere una investigación internacional”, aseguró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien señaló que “sigue de cerca” la situación.
El alto representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, condenó la “inadmisible” decisión bielorrusa, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se manifestó en iguales términos tras el incidente.
Bielorrusia “mostró nuevamente su desprecio por la comunidad internacional y sus ciudadanos”, declaró la embajadora de Estados Unidos, Julie Fisher.
El ministro británico de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, advirtió que la “descabellada acción” tendrá graves consecuencias.
Un funcionario del ministerio alemán de Asuntos Exteriores exigió “explicaciones inmediatas”.
El presidente lituano, Gitanas Nauseda, criticó el “abominable” arresto de Protasevich y tras exigir su liberación inmediata, pidió a la UE y a la OTAN una reacción ante “la amenaza que supone para la aviación civil internacional el régimen de Bielorrusia”.
Protasevich se llevó las manos a la cabeza y temblaba cuando se dio cuenta de que el vuelo se dirigía a Minsk, informó el medio de comunicación lituano Delfi, que citó a un pasajero. Más tarde, mientras lo llevaban detenido, comentó: “aquí me van a condenar a muerte”, según el reporte, que Reuters no pudo verificar.
Pasajeros en peligro
Grecia, desde donde despegó la nave, condenó el “secuestro estatal” y dijo que ese acto puso en peligro la vida de los 171 pasajeros, 11 de ellos de nacionalidad griega.
El periodista y activista integró una delegación que participó la semana pasada en el Foro de Delfi, en el cual participan expertos, políticos y economistas.
Las elecciones presidenciales del 9 de agosto de 2020 en Bielorrusia, que otorgaron un nuevo mandato a Lukashenko, dieron origen a varios meses de protestas. El gobernante, en el poder desde 1994, obtuvo 80.1 por ciento de los sufragios, frente a 10.1 por ciento de la opositora Tijanovskaya, según el escrutinio oficial.
La oposición bielorrusa denunció un fraude masivo y en multitudinarias protestas exigió repetir los comicios, opción que Lukashenko descartó por completo. Varios países, entre ellos Estados Unidos, miembros de la Unión Europea, Reino Unido y Ucrania, no reconocieron esos comicios.
En cambio Rusia, China, varias naciones del espacio postsoviético, Cuba, Venezuela, Nicaragua y Turquía, entre otros, dieron por válidos los resultados de la votación.