Sin importar la agresión a su propio pueblo, Colombia continúa en su tarea –por encargo– de atacar a Venezuela. Los argumentos que presentan, tanto el presidente Iván Duque Márquez, como sus seguidores, entre ellos el ex presidente Álvaro Uribe, nos remontan a la época de la consigna “cristianismo sí, comunismo no”. Ninguna explicación justifica las agresiones desmedidas y las muertes civiles ocasionadas, en nombre de la defensa de su país y en búsqueda de la paz nacional.
Han mantenido una guerra en contra del gobierno bolivariano que ya cuenta cientos de mujeres y hombres perseguidos, desaparecidos y asesinados. Las incongruencias son múltiples por parte del gobierno de Duque, no sólo ante su propio pueblo, sino a escala global.
El presidente de Colombia ha declarado la guerra al fantasma del terrorismo y del narcotráfico, fenómenos que se desarrollan principalmente en Colombia y no en Venezuela. El apoyo que la nación de Duque ha recibido por parte de Estados Unidos, anteriormente con el ex mandatario republicano Donald Trump y ahora con el presidente Joseph Biden, demócrata, ha sido condicionado, de sometimiento político y económico.
No es el combate al terrorismo que supuestamente protege el presidente Nicolás Maduro. No es la supuesta democracia que peligra de Venezuela. Tampoco busca el presidente Duque la paz en Colombia. Los ataques son para justificar una invasión por parte del ejército de Estados Unidos y de las fuerzas armadas de Colombia.
El mayor objetivo de la política estadunidense sobre la región, son los recursos naturales y, en el caso de Venezuela, el interés por el petróleo y demás fuentes de energía, son la principal finalidad por lo que Estados Unidos mantiene un hostigamiento desde la política agresiva a distancia teniendo como campo de operaciones a todo un país: Colombia. Esta nación obtiene a cambio muchas promesas de apoyo de todo tipo, recibe condicionadamente, gran cantidad de armamento y una paga en dólares por mantener el asedio.
Con el movimiento bolivariano del comandante Hugo Chávez Frías, se recrudecieron los hostigamientos económicos y políticos, además de aumentar las amenazas del gobierno de Estados Unidos hacia el país petrolero venezolano. Con el gobierno del presidente Maduro, se intensifican más las agresiones. Colombia hace el trabajo de reconocimiento de diversos puntos de la frontera con Venezuela y mantiene las agresiones desde su territorio, según las indicaciones que les ordena su jefe en Estados Unidos.
Recordemos que han sido denunciados los diversos intentos de invasión. Y las incursiones de militares colombianos es un asunto públicamente conocido. Desde que se inició el bloqueo económico por parte del gobierno de Trump y ahora con el de Biden, el gobierno colombiano ha intensificado las agresiones hacia el pueblo venezolano. Esa es la estrategia, atacar por la parte más débil que, en este caso, es la ciudadanía.
Al interior del país del premio Nobel de la Paz, Juan Manuel Santos, el ex presidente que gestiona la firma del alto a la guerra del Estado colombiano en contra del movimiento guerrillero más antiguo del mundo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), plantea el fin de la era bélica de su nación. La paz fue firmada en la ciudad de La Habana, gracias a que el gobierno cubano fungió como mediador entre ambas partes: gobierno y FARC.
Sin embargo, la paz duró muy poco, el gobierno siguiente no respetó la firma de la paz. Miembros de la ex guerrilla sufrieron persecuciones, desaparición y asesinatos. Lo más importante, por lo menos eso demuestra el actual presidente, es seguir agrediendo a Venezuela y no resolver los graves problemas económicos, políticos y sociales de su propio país.
Las manifestaciones de inconformidad del pueblo colombiano, que Duque ha enfrentado con brutalidad, parecen estorbarle en su tarea de generar inestabilidad social en la nación bolivariana. Apoderarse de las reservas petroleras venezolanas es un objetivo que se aleja, sobre todo cuando Venezuela recibe la solidaridad de países poderosos. Y no sólo de palabra. Recordemos que, en diciembre de 2020 a raíz del apoyo de Irán, con la llegada del primer buque tanque con combustible para Venezuela, las amenazas de Estados Unidos se duplicaron. El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohammad Yavad Zarif, expresó en su momento que respondería abiertamente y con decisión a cualquier ataque armado en contra del gobierno de Maduro.
“Los jóvenes no aceptan la perpetuación de las profundas inequi-dades sociales, étnicas, territoriales y de género y exigen justicia” ( La Jornada, 22/5/21, p. 18).
Colombia enfrenta hoy, dos conflictos: seguir cumpliendo con el compromiso de continuar molestando a Venezuela y, el conflicto propio, cómo resolver los desórdenes sociales y cómo solucionar la pobreza que se han venido multiplicando. Además, ésta aumentará debido al alza de impuestos que la gente está rechazando, protestan en las calles arriesgando la vida. El desempleo es un desastre, el ya existente y el agravado por la pandemia. El presidente no puede resolver los problemas internos y quiere componer los de su nación vecina: sólo desea cumplir con la oligarquía de Estados Unidos y la de su país.
¿Y el pueblo colombiano? Pues, bien, gracias.
Twitter: @AntonioGershenson