A 14 meses de que dejaron de trabajar en las tiendas de autoservicio, adultos mayores están en la incertidumbre y desesperación por no saber cuándo regresarán. La pandemia de Covid-19 no sólo los colocó en una condición vulnerable de salud, sino también se han visto afectados económicamente.
Personas entrevistadas de entre 68 y 73 años de edad refieren que, a pesar de que ya tienen las dos dosis del esquema de vacunación contra el virus, en las cadenas comerciales “no saben nada, ni tienen instrucción de reincorporarnos”.
Empacar los productos les redituaba entre 150 y 180 pesos diarios, por lo que, al carecer de ese ingreso, “la situación ya es insostenible”. En estos meses han tenido que recurrir a empeñar sus pertenencias para solventar sus gastos, auxiliarse de sus familiares, recibir donaciones de despensas, pedir dinero en la calle y, quienes la tienen, limitarse a vivir de su pensión.
El septuagenario Rubén Gutiérrez manifiesta que se han acercado a las cadenas comerciales y los encargados les comentan que su “servicio es necesario, pero depende de que las autoridades y el corporativo” den la indicación de que reinicien sus actividades como empacadores.
Cuenta que antes de ser retirados de los establecimientos comerciales por la emergencia sanitaria, “teníamos un ingreso que de alguna manera era seguro”, pero ahora sus entradas se redujeron hasta 50 por ciento.
Rubén, con tres años de experiencia en un Walmart del sur de la Ciudad de México, se dio a la tarea de “comercializar productos”, pero el dinero obtenido no era suficiente, ya que “las calles ya están saturadas de la vendimia, toda la gente está buscando qué vender”.
Guadalupe García, de 68 años de edad, quien trabajaba desde 2014 en un Superama en la alcaldía Benito Juárez, asegura que ya recibió dos dosis de vacunación. Bajo el sol férreo de mediodía y apoyada en un bastón de metal, ahora estira un palo con una bolsa de tela para pedir alguna moneda a los automovilistas que se detienen en el semáforo de avenida Universidad. Sólo le dedica tres horas diarias a pedir dinero en la calle, “mi cuerpo ya no me da para más”. Ella no recibe algún otro apoyo. Únicamente cuenta con su esposo, mayor que ella, que vende rastrillos y encendedores cerca de su domicilio en la alcaldía Tláhuac. Entre ambos obtienen sólo “para alimentos básicos, como arroz, tortillas y huevo”.
En abril pasado, el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores recomendó la reincorporación de los adultos mayores a su actividad voluntaria de empacado, de manera gradual, con base en el semáforo de riesgo epidemiológico y emitió una serie de recomendaciones sanitarias que aseguren la salud de este grupo poblacional.
La Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales estimó que podrán regresar a sus lugares de trabajo a finales de este mes; no obstante, empleados de recursos humanos de diversos establecimientos consultados comentaron que no podrán permitirlo hasta que “el corporativo o las autoridades responsables den el aviso oficial”.
De acuerdo con cifras oficiales, 11 millones de personas mayores de 60 años –de 15 millones– han recibido entre una y dos dosis de inmunizaciones. Está pendiente la segunda inyección en 200 municipios; en la Ciudad de México, tres alcaldías vacunarán segundas dosis a personas de la tercera edad en junio.