Jerusalén/Gaza. El cese del fuego entre Israel y Hamas se mantuvo el domingo por tercer día, y la policía israelí admitió a visitantes judíos en un disputado lugar sagrado de Jerusalén, donde choques previos con manifestantes palestinos contribuyeron a desencadenar los combates transfronterizos en Gaza.
La policía no informó de incidentes inusuales en el recinto de la mezquita de Al Aqsa, uno de los lugares más sagrados del Islam, mientras imágenes en las redes sociales mostraban a unas pocas docenas de judíos con vestimenta religiosa paseando por el lugar bajo vigilancia.
Un portavoz de la policía describió la situación como una visita regular programada tras una pausa que comenzó el 3 de mayo para el mes sagrado musulmán del Ramadán. El lugar también es venerado por los judíos y está situado en Jerusalén Este, que Israel capturó en una guerra de 1967.
Israel considera que toda Jerusalén es su capital, un estatus no reconocido en el extranjero.
Las incursiones policiales en Al Aqsa y sus alrededores durante el Ramadán, así como los desalojos previstos de palestinos de viviendas reclamadas por colonos judíos en Jerusalén Este, provocaron ataques con cohetes de largo alcance por parte de la organización islamista Hamás el 10 de mayo.
Eso llevó a los combates más feroces entre Israel y Hamás desde la guerra en Gaza de 2014, que concluyó con una tregua antes del amanecer del viernes, mediada por Egipto con el apoyo de Estados Unidos. Ninguna de las partes informó de violaciones en la mañana del domingo.
Los mediadores egipcios se han desplazado a través de la frontera de Gaza y se han reunido con el presidente palestino Mahmoud Abbas, en un esfuerzo por mantener el alto el fuego.
Funcionarios palestinos cifran en decenas de millones de dólares los costos de reconstrucción en Gaza, donde fuentes médicas afirmaron que 248 personas murieron durante los 11 días de combates.
Médicos afirman que los lanzamientos de cohetes y un ataque con misiles del grupo militante mataron a 13 personas en Israel.