La inflación en Estados Unidos, cuyo nivel está en su punto más alto en 12 años, tiene un efecto expansivo: comienza a generar aún más presión en el bolsillo de las familias mexicanas, las cuales no sólo han visto disminuidos sus ingresos y mermados sus ahorros, sino que también enfrentan fuertes incrementos en la canasta básica de alimentos, así como en bienes y servicios esenciales, comentaron especialistas.
No obstante, coincidieron analistas, dicho fenómeno no es sólo de México, sino que es una secuela de la pandemia de Covid-19 que se ha replicado a escala mundial, por lo que en la medida en la que la recuperación económica se consolide, las tasas inflacionarias, incluidas las mexicanas, tenderán a converger a la baja y estabilizarse.
Además, los fuertes apoyos fiscales de Estados Unidos a las familias actúan como una espada de doble filo en México, pues mientras se ven reflejados en un mayor envío de remesas, que inclusive alcanzó un monto sin precedente en marzo, por otro lado han provocado alzas en aquel país, lo que se traslada a México vía las importaciones de materias primas, entre ellas los granos y energéticos, como gas y gasolina.
Datos del Banco de México indican que las importaciones mexicanas de granos durante el primer trimestre de 2021 ascendieron a mil 658 millones 158 mil dólares, el monto más alto desde que hay registro, superior en 548 millones de dólares a los mil 173 millones de igual periodo del año pasado.
El caso del maíz
El caso más sobresaliente es el del maíz, cuyas compras al extranjero se ubicaron en mil 99 millones de dólares, 53 por ciento más que los 715 millones de un año antes.
Lo anterior se explica por el fuerte incremento que ha mostrado el precio internacional de este grano básico que en México se usa como alimento de ganado y en la elaboración de tortillas; el alza ha sido de más de 30 por ciento en lo que va del presente año y de aproximadamente 130 por ciento en los pasados 12 meses.
Esto se ha reflejado en un aumento en varios alimentos básicos, por ejemplo: el precio del kilogramo de tortilla se ha disparado 20 por ciento en el último año, mientras que el del pollo lo hizo 22 por ciento, el de la carne de res 7.3 y el de la carne de cerdo, 3.6 por ciento.
Luis Gonzali, codirector de inversiones de Franklin Templeton, explicó que aunque las importaciones mexicanas están relativamente deprimidas, el principal impacto en México de la inflación en Estados Unidos es determinado por la importación de materias primas como los granos; sumado a la compra de productos secundarios como el gas y la gasolina, claves en la industria y transporte del país.
De acuerdo con datos oficiales, en el último año, el precio del gas LP (del que dependen 80 por ciento de las familias en México) se ha incrementado más de 30 por ciento, mientras el gas natural (usado en la industria), llegó a elevarse hasta 80 por ciento. En tanto, el costo de la gasolina se ha incrementado 12 por ciento.
Lo anterior ha dado pie a que otros alimentos básicos registren importantes alzas en sus precios, por ejemplo, de acuerdo con el más reciente monitoreo de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes, el jitomate se ha disparado 86.67 por ciento en un año; el chile, 72; el limón, 57.89; el tomate, 57.14; la naranja, 50; el aguacate, 34.62; la cebolla, 30; la papa, 25 y el frijol, 14.29 por ciento.
Para Janneth Quiroz, subdirectora de análisis económico de Monex, la alta inflación es una combinación de varios factores: una baja base de comparación, debido a que el año pasado el precio de energéticos disminuyó, mayor demanda por la reactivación económica, los apoyos del gobierno estadunidense a las familias, y el avance en los precios de las materias primas.
El repunte de la inflación en Estados Unidos fue identificado como un tema a seguir por parte del Banco de México, pues de acuerdo con su última reunión de política monetaria, los precios internacionales son un riesgo que puede llevar al alza el índice de precios en México.