Cruz Azul avanzó a la final número 17 de su historia. Sufrió a lo celeste, con momentos emotivos y de titubeos, pero derrotó 1-0 al Pachuca para meterse al duelo decisivo por el título del Guardianes 2021.
Un sólo gol de Santiago Giménez los metió a la final y, desde luego, un par de intervenciones divinas de su portero, Chuy Corona.
La Máquina salió convertida en un temporal para recuperar un poco de la confianza perdida en el juego de ida. Muy agresivos, verticales, pero trascurrían los minutos y ese vértigo ofensivo se empezaba a volver nerviosismo ante el empuje sin contundencia. Demasiadas llegadas, poca puntería.
En la segunda parte, Cruz Azul tuvo un tremendo susto por un disparo de Víctor Guzmán que obligó a Chuy Corona a intervenir de manera asombrosa.
Al minuto 50, Luis Romo mandó un centro impecable al área y Santiago Giménez cabeceó mientras se aventaba un clavado para abrir el marcador. Si el heredero del Chaco aportó en la serie anterior el tanto que selló el pase a semifinales, esta vez su contribución fue invaluable.
Pachuca enseñó los dientes casi de inmediato y puso a prueba otra vez a Corona, quien reaccionó de nuevo con reflejos increíbles, gracias a la atajada los cementeros se salvaron del empate.
El partido subió de temperatura. Minuto 90 y cinco agregados. Cabecita sufrió un pisotón alevoso de Gustavo Cabral y empezó el caos. Un empujón contra el técnico celeste Juan Reynoso, Giménez se metió y aquello parecía que se volvería una batalla campal. Elías Hernández, de Cruz Azul, recibió tarjeta roja y el Chaquito, una amarilla. Fue hasta que revisaron el VAR cuando Cabral fue expulsado.
Entonces hubo minutos tensos. Sonó el silbato final y La Máquina estará otra vez ante la posibilidad de conjurar sus demonios.