Ciudad de México. La primera de 2 mil 512 piezas fue un pequeño perico que el padre de Germán Juárez le regaló cuando todavía era un adolescente. La familia acababa de abrir su propia ferretería y Germán había decidido dejar la escuela para ayudar en el nuevo negocio. Pasaron los años, y los utensilios se siguieron acumulando, hasta alcanzar la cifra que les valdría el récord Guinness como la colección de herramientas en miniatura más grande del mundo.
“Es una colección que está formada por todo tipo de piezas, de diferentes materiales, de diferentes países, unas muy caras, otras muy baratas, o regaladas, pero por muy chica o muy grande entra a la colección y tiene el mismo valor para mí; ya forma parte de la familia”, explicó el coleccionista en entrevista.
De alguna forma la historia de la colección de Germán es también la historia de su familia. Desde muy niño estuvo en contacto con el mundo de las herramientas, pues su padre trabajaba en una ferretería del centro. Cuando pudieron abrir su propio negocio, toda su familia comenzó a ayudar y él, convencido de que lo que más le gustaba era el comercio, decidió parar sus estudios.
A Germán también le llamaban la atención las herramientas, quería conocer sus nombres y su funcionamiento. Luego de la primera pieza obsequiada por su padre, y gracias a que empezaba a ser conocido por proveedores y clientes, Juárez empezó a juntar las miniaturas. Algunas eran regalos, otras piezas que él compraba por su propia cuenta.
Coleccionista activo
Luego de algunos años, su familia logró abrir otra ferretería, esta vez con el espacio suficiente para una vitrina exhibieron las herramientas en miniatura que, ya por entonces eran varias. Y Germán se volvió un coleccionista más activo, comenzó a buscar las piezas en bazares, tianguis y otras ferreterías. Por aquella época amplió también los horizontes de su colección, incluyendo, además de herramientas, complementos como cementos, calentadores y hasta inodoros.
Ya en 2003 Germán era conocido localmente por su colección. A raíz de eso, fue invitado a una exposición de ferretería en Guadalajara a la que llevó una parte de sus herramientas. Y como veía que muchas personas sentían curiosidad por sus piezas, se le ocurrió postularse para los récords Guinness.
Un año más tarde Germán estaba haciendo su primer intento para que su colección fuera reconocida, pero su solicitud fue rechazada. Las herramientas, sin embargo siguieron aumentando. Llamó la atención de algunos medios y proveedores que eventualmente le regalarían algunas piezas.
Al volver a contactar a los récords Guiness, Germán fue informado de que la categoría a la que aspiraba no existía. Luego de unos meses, sin embargo, fue inaugurada y a Juárez le informaron sobre los requisitos que tendría que cumplir antes de ser reconocido. El coleccionista tenía que hacer un inventario fotográfico de cada una de sus herramientas, además de un video certificado por un corredor público para constatar la existencia de la colección.
Tardó algunos años en completar la tarea. Cuando finalmente pudo enviar los documentos que le solicitaban, le informaron que varias de sus piezas no serían tomadas en cuenta. La colección de Germán, además de herramientas, incluía otros objetos relacionados con la ferretería; prendas, como corbatas y mancuernillas y otros utensilios. Tuvo que depurar las piezas elegidas y obtuvo la cifra de 2 mil 512, misma que terminó siendo aceptada y reconocida.
Desde que inició su segundo proceso, hasta que recibió el récord pasaron alrededor de cinco años. Al no haber terminado sus estudios, Germán considera que el reconocimiento “realmente es como la culminación de mi carrera. Es a lo que me he dedicado toda mi vida”, explicó.
Germán Juárez y su familia se siguen dedicando a la ferretería. Todavía junto a su madre y algunos de sus hermanos, pero también al lado de su esposa e hijos. “Todo ha salido de aquí de la ferretería, de las herramientas”, sostiene el coleccionista.
Actualmente la colección ha vuelto a la casa de Germán. Entre las piezas de acero, latón, aluminio o madera, hay algunas que incluso cuentan con mecanismos similares a los de las herramientas en que están basadas las miniaturas. También se pueden encontrar diversos orígenes, desde México, hasta países como Estados Unidos, Japón, Inglaterra y Alemania.
“Me relajo mucho viendo todavía las herramientas pequeñitas, les doy su limpieza o si encuentro algunas deterioradas pues las arreglo. Para mí es mi hobby, mi trabajo, mi pasión”, concluyó.