Para mantener una estrategia efectiva, justa y sostenible para una alimentación saludable, es “importante y prioritario” implementar una campaña que respalde el etiquetado frontal en bebidas y alimentos ultraprocesados. De lo contrario, esta medida “puede perder su utilidad”, advirtió Ruy López Ridaura, director general del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud (Ssa).
Considerado por organismos internacionales como una de las regulaciones más avanzadas para enfrentar la epidemia de sobrepeso y obesidad, el etiquetado frontal de advertencia entró en vigor en octubre de 2020. El objetivo es informar al consumidor sobre los productos que exceden la cantidad de azúcares, grasas saturadas y trans, sodio y calorías establecidas en la normatividad.
“Es muy importante crear una estrategia que acompañe los octágonos de advertencia. Es una medida que ya está en todos lados, pero puede perder mucho peso si no tenemos una campaña fuerte para que los sellos de advertencia mantengan su utilidad”, enfatizó.
En el Tercer diálogo nacional: México camino a la cumbre de sistemas alimentarios, López Ridaura recordó “el enorme impacto” que ha tenido la alimentación de las recientes décadas en la epidemia creciente de obesidad y las diferentes comorbilidades, que no sólo explican el impacto en la mortalidad por Covid-19, sino también en la calidad y años de vida saludable.
Refirió que, de las 220 mil 493 defunciones registradas por Covid-19 al 17 de mayo pasado, 45 por ciento de las personas padecían hipertensión; 37.2, diabetes, y 21.7 por ciento, obesidad. Añadió que, de la población mayor de 20 años en México, 75.2 por ciento es obeso.
El funcionario de la Ssa señaló que el etiquetado frontal ha tenido un impacto importante en la publicidad de los productos alimenticios industrializados de gran densidad calórica, de tal manera que ya existe un “enfrentamiento con una campaña de mercadeo y comercialización para este tipo de alimentos”.
Frente a esta situación, comentó, la idea es generar una difusión positiva de las advertencias alimenticias y, para ello, se está trabajando en una serie de reglamentos de publicidad, especialmente para la que se enfoca a niños y adolescentes, “que le dé contrapeso”.