Madrid. Setenta marroquíes lograron entrar ayer al enclave norafricano español de Melilla, forzando una reja y saltando la doble valla que protege la frontera con Marruecos, anunciaron las autoridades españolas. La crisis de Ceuta desató un trance diplomático entre Madrid y Rabat por la decisión española de prestar atención médica al líder independentista del Sáhara Occidental, un territorio que Marruecos considera suyo.
Las tensiones diplomáticas entre Madrid y Rabat no ceden desde la llegada el mes pasado a España del líder independentista saharahui Brahim Gahli, de 73 años, para recibir tratamiento médico, pese a ser considerado “enemigo” de Marruecos, que consideró una ofensa de Madrid la decisión de recibirlo por razones humanitarias.
El volumen de llegadas a Ceuta sin precedente se debió a la inoperancia de las autoridades marroquíes. El lunes y martes llegaron a nado más de 8 mil migrantes, en gran mayoría marroquíes, al otro enclave español del norte de África, Ceuta. Más de 6 mil fueron devueltos a Marruecos.
Ante esta situación, las autoridades locales dispusieron “una vigilancia reforzada”, que incluirá el “despliegue de las fuerzas armadas para apoyar con carácter inmediato” a la policía en la frontera, mientras se esperan más agentes desde la península, indicó la delegación del gobierno.
El Frente Polisario, movimiento independentista saharaui, exhortó ayer a la comunidad internacional a presionar a Marruecos para que cese de instrumentalizar la inmigración ilegal hacia Europa y pidió reconocimiento para la soberanía del Sáhara Occidental.
“Hacemos un llamado urgente a la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Unión Africana y la Unión Europea para imponer a Rabat la obligación de pasar la página de la agresión, la utilización de la droga, la inmigración ilegal y abandonar el uso vergonzoso del terrorismo”, indicó un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de la autoproclamada, en 1976, República Árabe Saharaui Democrática, en la primera reacción oficial a la crisis migratoria en Ceuta.
El Frente Polisario pide a la ONU organizar un referendo de autodeterminación que se ha aplazado desde la firma en 1991 de un cese del fuego tras 16 años de conflicto. Marruecos, que controla las tres cuartas partes de la ex colonia española, propone una autonomía bajo su soberanía.