París/Roma. Ser una deportista de alto nivel y tener un hijo fueron durante mucho tiempo actividades difíciles de conjugar. Aunque desde hace unos años la situación ha mejorado un poco, aún queda por librar un duro combate por las bajas por maternidad y la conquista de los derechos asociados.
Uno de los últimos ejemplos: el club italiano de voleibol Pordenone emprendió acciones legales contra una antigua jugadora y capitana, Lara Lugli, con motivo de su embarazo, aduciendo que le creó un perjuicio económico. Ante la oleada de protestas e indignación, el equipo retiró la denuncia y le pagó los salarios que reclamaba.
Lugli estaba lejos de imaginar que se iba a convertir en una abanderada de la lucha de las deportistas por defender su “derecho a la maternidad”, cuando se embarazó en 2019.
“Espero haber abierto la vía al cambio”, aseguró Lugli, quien hace dos años puso fin a su carrera deportiva después de haber jugado en numerosos clubes, de la primera a la tercera categoría, durante más de dos décadas.
En marzo pasado, esta enérgica morena de 41 años, quien ha vuelto a vivir a su ciudad natal de Capri (en Emilia-Romaña) y se ha reconvertido laboralmente en el sector de los seguros, desveló el conflicto que le oponía a su antiguo club.
Estos últimos años son las atletas estadunidenses, disciplina en la que los deportistas dependen en gran medida de sus patrocinadores, quienes más han denunciado las prácticas en contra de sus derechos.
En mayo de 2019, Allyson Felix, séxtuple campeona olímpica, explicó las dificultades que tuvo con la marca deportiva Nike cuando quedó embarazada, viendo sus ingresos reducidos.
“Quedar embarazada es el beso de la muerte para una mujer deportista”, sentenció Phoebe Wright, otra corredora estadunidense. Después de esas palabras en público la empresa se vio obligada a revisar las condiciones reservadas a las deportistas durante su embarazo.
En cuanto a los deportes de equipo, en los que la remuneración no depende tanto del patrocinador como en el caso del atletismo, la FIFA dio un gran paso adelante a finales de 2020 al imponer la baja por maternidad a sus 211 países miembros.
En Francia, el balonmano, que cuenta con grandes campeonas madres de familia como Cléopatre Darleux, firmó en enero un convenio colectivo que establece de forma expresa una baja por maternidad con un año de mantenimiento del salario.
En el ciclismo en ruta, la UCI impuso a partir de 2020 un seguro de maternidad, así como un salario mínimo que igualará a partir de 2023 al de los equipos masculinos.