Si analizamos la historia, podemos observar que en todas las etapas han existido dinámicas constructivas, así como dinámicas destructivas. Cientos de miles de años que llevamos como especie fuimos nómadas cazadores y recolectores, sin que estuvieran las condiciones para que formáramos núcleos humanos complejos o numerosos. Las congregaciones nómadas que migraban en búsqueda de alimento y refugio no llegaban a ser mayores a 50 personas.
Esto cambió hace alrededor de 12 mil años. La domesticación de raíces y animales trajo como consecuencia un cambio social nunca antes visto, el homo sapiens al fin pudo convertirse en un animal sedentario sin la necesidad de migrar de manera constante.
Derivado de esto, los núcleos humanos comenzaron a volverse más numerosos, se crearon las primeras ciudades en la región de Mesopotamia y surgieron las primeras civilizaciones. Con éstas surgió también la especialización del trabajo y el pensamiento científico metódico. Fue precisamente con el advenimiento de las primeras ciudades que comienzan las grandes desigualdades y el sometimiento del hombre por el hombre.
El ego de los seres humanos comienza a hacer sus estragos, las guerras y conflictos generan gran sufrimiento. La ambición y la búsqueda del poder provocan que unos muy pocos hombres usen y manipulen a millones. Se estima que han existido más de 14 mil 500 conflictos bélicos a través de la historia moderna humana.
Adicionalmente, los reyes y su grupo pequeño de lambiscones y colaboradores comenzaron a utilizar el trabajo de las mayorías para su propio placer. Gran parte de los templos, pirámides y monumentos de la antigüedad fueron construidos con mano de obra de esclavos al servicio de una élite sin escrúpulos.
Han pasado miles de años de esto, pero no podemos fingir demencia y no ver los efectos que todavía continúan del establecimiento de estas dinámicas sociales. Aún continúa el pensamiento grupal por unos cuantos en detrimento de los derechos y bienestar de todas y todos. Todavía continúa la gran discriminación y abusos por parte de unos cuantos hacía los que actúan y piensan diferente. Hacia los que buscan vivir su vida de acuerdo con sus preferencias y no ser odiados por expresar amor libremente.
En el contexto del Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia, Lesbofobia, Bifobia y Transfobia debemos alzar la voz contra la discriminación y discursos de odio de la derecha. Existen diversos frentes, pero la gente buena debemos unirnos y solidarizarnos con las personas que están siendo abusadas por la mente pequeña de los que no toleran las diferencias y vierten odio y violencia contra los que no piensan o son como ellos.
Me siento muy orgulloso de estar en una lucha por la dignidad de las personas. El movimiento de regeneración nacional siempre ha estado por la libertad y la inclusión, buscando llegar a un punto en que las diferencias no sean motivo de prejuicio, discriminación y hasta violencia. Este próximo 6 de junio estará en la balanza el futuro de nuestro querido México, la ciudadanía decidirá si da el voto de confianza al partido que está con el pueblo y sus causas, que está por la dignidad de todos, por la inclusión y oportunidades, o si quiere volver a los días oscuros de la intolerancia, el odio y la violencia.
Creo que un mejor futuro es posible, un futuro donde las diferencias no sean motivo de rencor y agresión. Un futuro donde todas y todos vivamos libremente. Continuemos luchando por estas causas, recordando que los derechos no se piden, se conquistan. Unámonos la gente buena de este mundo para vencer a la intolerancia, el odio, la mezquindad, la avaricia, el egoísmo y la violencia. ¡Ayer, hoy y siempre, DE LA UNIÓN NACE LA FUERZA, unámonos!