Chihuahua fue el estado donde irrumpió la insurgencia electoral contra el PRI-gobierno en 1983, cuando la oposición ganó los principales municipios del estado, y en 1986 el PAN se perfilaba para ganar la gubernatura. Entonces el PRI acuñó la categoría de fraude patriótico: un conjunto de artimañas antes, durante y después de los comicios, en franca violación a la legislación electoral, con la justificación que se trataba de impedir que “la reacción” llegara al poder.
La historia parece repetirse, pero con signos y coordenadas contrarias. De lo que se trata ahora es de que Chihuahua sea la punta de lanza, esta vez para romper la hegemonía del gobierno de la Cuarta Transformación y, de paso, asegurar las ventajas de un puñado de privilegiados por la actual administración de la capital, promoviendo el voto por Acción Nacional, cuya candidata a gobernadora es la alcaldesa con licencia María Eugenia Campos Galván.
La preocupación de los sectores conservadores, de algunos empresarios y una parte de la Iglesia católica se ha tornado en angustia luego de varios hechos:
La abanderada blanquiazul llegará a los comicios chicaneando la ley, blindada con amparos y con libertad bajo fianza, pues está vinculada a proceso por cohecho pasivo y peculado. Aunque el TEPJF haya rechazado una impugnación a la candidatura de ella, no deja de sorprender que se le permita continuar ante las medidas cautelares que se le impusieron, mientras a otros candidatos se les ha retirado la candidatura por asuntos mucho menores.
Todo el tiempo Campos Galván ha intentado descalificar las acusaciones en su contra, alegando que es víctima de violencia de género. Pero el Movimiento Estatal de Mujeres le respondió el 9 de mayo que “Maru no enfrenta violencia de género, enfrenta la justicia acusada de tomar dinero público… Los expedientes por corrupción no tienen nada que ver con un estereotipo de género”. Agregaron que no es una mujer vulnerable, como quiere aparentar, sino una mujer que tiene el poder y el apoyo de muchos intereses que pasan por alto las acusaciones de corrupción. En respuesta, la candidata panista se negó a participar en un foro organizado por dicho movimiento, donde sí comparecieron las otros candidatos a la gubernatura.
Después, durante un foro organizado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Campos Galván declaró que si el nuevo campus de ésta no servía, lo iba a cerrar, cosa que indignó a la comunidad universitaria e hizo recordar el cierre de la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar por el gobernador panista Francisco Barrio en 1993. Se trata con un campus de 8 mil alumnos y con 14 generaciones de graduados.
Tal vez por haber cometido estos deslices la campaña de la abanderada del PAN y del PRD (éste sin registro local en Chihuahua) decidió no participar en otro foro organizado por la Cámara Nacional de Comercio de Chihuahua.
Estos errores y el que en la mayoría de las encuestas ya haya sido rebasada por el candidato de Morena, Juan Carlos Loera de la Rosa, encendieron los focos rojos entre sus apoyadores y de inmediato pusieron en marcha un doble plan.
Por una parte, desataron una intensa guerra sucia contra Loera de la Rosa con noticias falsas, capturas de pantalla inventando diálogos inexistentes entre el equipo y éste, videos llenos de falsas acusaciones, etcétera.
Además, se preparan para una “guerra santa”: impelidos por el miedo al triunfo de Morena y de la 4 T en Chihuahua, un grupo de empresarios comenzó a diseñar una estrategia para impedirlo, se dice que con la asesoría de la directora de la revista Siempre, Beatriz Pagés. Algunas de las acciones que decidieron implementar fue pedir a la jerarquía católica que utilice su palabra para promover el voto por partidos que no sean Morena, haciendo ver el peligro que ésta representa para Chihuahua y para la nación. Promover pagos especiales en las empresas para los trabajadores que lleven la fotografía de su boleta de votación y no esté cruzada en favor de Morena. En otros casos, promover rifas con premios atractivos para quienes demuestren por ese medio el voto contra Morena.
Otra estrategia puesta ya en marcha es contratar “falsas portadas” en los diarios locales los días posteriores a los debates, donde a todo color se difunde la foto del candidato o candidata panista y se le da como vencedor absoluto en dicho debate. Así fue con el debate de candidatos a la presidencia municipal de Chihuahua, y así será con el debate por la gubernatura. Gacetillas de lujo en las que se encarta el periódico, y se agregan encuestas a modo, propaganda disfrazada de información que cuesta muchos miles de pesos. (¡Quién pompó?) Y los organismos electorales no hacen nada para advertir al electorado de este fraude informativo.
El miedo no anda en burro. Lo paradójico es que muchos de quienes hace 35 años denunciaron el llamado “fraude patriótico” en contra del candidato del PAN, ahora se presten a cometer un santo fraude con tal que no gane el partido de sus pesadillas.