No permitir la recuperación de Pemex. “Llevar Pemex a un punto de venta” fue la exigencia imperial y corrupta de los acreedores, atada a toda línea de crédito del Programa de Ajuste Estructural (PAE) del FMI-BM-BID, entes públicos de Estados Unidos. El tema de la corrupción fue revelado por Joseph Stiglitz, ex primer economista del Banco Mundial (BM), asesor económico de Bill Clinton y premio Nobel de economía, quien lo informó en entrevista con el periodista Greg Palast al comentar las privatizaciones negociadas por altos cargos entreguistas de recursos naturales y estratégicos entes públicos de sus países: petróleo, electricidad agua y biodiversidad, ya a precio vil, pero, además, rebajando en unos cuantos miles de millones más los precios de dichos activos, se les asignaría depósito en cuenta suiza. Stiglitz ironizó, dijo que el “PAE debía cambiar por Programa de Sobornización”. Bajo un saqueo sin límite es inmensa la riqueza de las oligarquías de la región.
Desde los años 60 la combinación petroeléctrica generó empleo y riqueza, concitando angustias y codiciosas preocupaciones entre los altos gerentes de las petroleras de EU, así como del BM, el cual insistía que Pemex era un fracaso. Eso decía el BM cuando el Wall Street Journal destacaba que “el monopolio petrolero nacionalizado” de México “es tan exitoso que preocupa a las firmas de la industria. Temen que otros países sigan el ejemplo de Pemex” cuya “eficiencia puede dañar las operaciones petroleras privadas en el resto de América Latina y en el Oriente Medio”. A un gerente citado por el WSJ, le alarmó que “una empresa pública tan exitosa como Pemex (llegara a ser) modelo para otros países que se inclinan por nacionalizar su petróleo.” Así lo recordó Michael Tanzer al Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.( La Jornada 13/6/13)
El éxito de Pemex se dio gracias al empuje de sus trabajadores, desde la ingeniería, la geología, la química y una ingeniería petrolera de primera a todo nivel, incluyendo su empeño en la industrialización del petróleo.
Ana Lilia Pérez, en Pemex RIP (Grijalbo, 2017), ofrece un preciso recuento de lo acontecido en el ascenso de Pemex y la CFE, así como el brutal y sistemático ataque del PAE-PRIAN que casi las aniquiló. El de Pérez es un libro de alta calidad analítica y documental, es lectura obligada para quienes amamos a este suelo patrio que “dulce abrigo y sustento nos da”.
Digo esto porque ya hay signos vitales en Pemex y CFE. Respiran. Sus corazones laten. Tienen pulso y un cuerpo médico sucesor de Cárdenas y López Mateos, constructor de soberanía muy bien acompañado, que sigue recuperando, paso a paso, las fuentes energéticas del pueblo, incluida la petroquímica pública, eje de la seguridad nacional.
De ahí proviene la búsqueda de la vital autosuficiencia en gasolinas, diésel y turbosinas, requeridas para mover al país y su vasto parque vehicular de poco más de 44 millones de motores de combustión interna entre automóviles, camiones de todo tipo, embarcaciones y aviones. Ya un invierno feroz en Texas, que congeló gasoductos, mostró que en este terreno la dependencia de combustibles es riesgo mayor para la conducción de la urgente transición energética ante emergencias climáticas cuya frecuencia e intensidad van en aumento. Urge la negociación climática del planeta. No se puede negociar en medio del caos. El progreso en esa transición sólo es posible desde el interés público nacional.
Para saber quiénes han estado destruyendo a México y con especial esmero han perpetrado crímenes de cuello blanco contra las plantas petroquímicas de una nación que supo colocarse entre las más avanzadas del mundo en ese ramo, vean el capítulo 7 de este potente libro de Ana Lilia Pérez. Asómbrese e indígnese ante la bajeza y el grado de desprecio a su pueblo y a la nación que emana desde la cúspide prianista/PAE, entérese como actuaron presidentes y funcionarios a la sombra traidora del “llevar Pemex a un punto de venta” con EU viendo al otro lado, mientras cundieron negocios profundamente dañinos a la integridad física y financiera de Pemex.
Sobre el crimen de lesa patria, en un estudio anterior utilizo lo que el jurista Emilio Krieger califica como “flexibilización constitucional” para romper con el contrato social y acomodar la Constitución a la exigencia gringa de llevar al sector petroeléctrico “a un punto de venta”. (Jaime Cárdenas, coordinador, “Reforma Energética”. IIJ, UNAM 2015.) Como aquello fue un asalto incalificable del PRIAN a la Constitución vigente incluí un mensaje de figuras de la vida nacional, quienes plantearon desde octubre 2013 que EPN: “Incurre en los delitos señalados por los artículos 108, párrafo segundo constitucional, y el 123, fracción primera del Código Penal Federal, porque compromete nuestra soberanía, pone en riesgo nuestro desarrollo como país libre e independiente y constituye un hecho aún más grave de lo que fue la entrega de Texas durante el siglo XIX”.
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