Ciudad de México. Los tratados internacionales de comercio para México no fueron un igualador de condiciones para la población, han ampliado las divergencias entre las regiones del país.
Luego de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994 “los estados ricos se han vuelto más ricos y los más pobres han crecido menos”, explicó Arturo Herrera, secretario de Hacienda y Crédito Público.
En ese sentido, se necesitan más que el comercio para sacar a la población de la pobreza. Si bien el país fue “muy golpeado” por la pandemia de Covid-19, tres estados han recuperado su actividad y empleos previo a la emergencia, incluso han crecido, explicó.
En dos de ellos, Baja California y Chihuahua —entidades fronterizas con Estados Unidos— se explica el crecimiento por el arrastre comercial con ese país; pero en un caso distinto se encuentra Tabasco, donde el repunte se asocia a la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco, mencionó el funcionario.
En un foro de pobreza, convocado por el Banco Mundial, dijo que en teoría las economías avanzadas crecen menos que las de bajos ingresos y estas últimas se ponen al corriente. Esa hipótesis no se aplican en México. "Los beneficios del TLCAN se han distribuido de manera desigual en México”, al grado de que el producto interno bruto por habitantes es siete veces más que en Chiapas, destacó.
Las brechas son tales que Mitontic en Chiapas tiene un índice de desarrollo similar al de Gambia, en África; mientras en San Pedro Garza García, Nuevo León, es ligeramente más bajo que el de Israel, comentó Herrera.
No se ha visto un equilibrio general en las regiones del país, producto de los acuerdos comerciales, porque las condiciones de mercado son muy distintas, desde la infraestructura, hasta el capital humano. Por ello no sólo se requiere un cambio en el marco legal y de comercial, sino también un un cambio en la capacidad de producción del Estado, mencionó.
El gobierno federal se ha centrado en la inversión en infraestructura al sur del país con el objetivo de “nivelar el piso” y a ello se suman los programas de capacitación para el trabajo formal, cuyos impactos no se han podido medir debido a la pandemia, destacó.
Esta capacitación —bajo el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”— es central para limar las discordancias de fuerza de trabajo alrededor del país. Sobre todo porque los trabajadores con mayor preparación migran de sus estados —sobre todo del sur al norte— en busca de oportunidades de trabajo y como resultado sus entidades siguen siendo pobres. Por eso la construcción de infraestructura al sur del país, que busca retener el trabajo altamente capacitado y crear empleos ahí, añadió.