Los resultados económicos aún no son los deseados, pero el panorama tiende a mejorar: poco a poco los sectores productivos retoman sus actividades, el rojo intenso del semáforo sanitario se ha tornado amarillo en muchos estados de la República y verde en algunos más, y de forma sostenida avanza el proceso de inmunización, a la par de la llegada de más y más vacunas.
Ha transcurrido poco más de un año y paulatinamente se recuperan las actividades previas a la pandemia. Cierto es que no hay que cantar victoria ni aflojar el paso, porque falta camino por recorrer; sin embargo, el país se encamina a la plena apertura.
Al respecto, como bien documenta el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC, de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes), “la economía mexicana deja atrás los resultados negativos asociados a la recesión histórica registrada du-rante 2020. Según el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) publicado por el Inegi, marzo y abril de 2021 presentaron una variación positiva que permite dejar atrás 20 meses de caídas consecutivas y 22 en los últimos dos años. Tal indicador deja en claro que en el tercer mes del año actual la economía creció 0.9 por ciento, y en abril la estimación la ubicó en 20.6 por ciento. En función de lo anterior, su ciclo muestra tendencia al alza”.
Las cifras de crecimiento económico muestran el inicio de un proceso de recuperación que tomará mayor fuerza a partir del segundo trimestre de 2021. No obstante, lo descrito aún es insuficiente para compensar el efecto estructural que la recesión de 2020 tuvo sobre el mercado laboral, el consumo de los hogares, la inversión privada y algunos sectores productivos interrelacionados con el mercado interno. Las cifras positivas continuarán durante el resto del año y el primer trimestre de 2022, cuando termine el efecto de comparación asociada con la recesión de 2020 y se muestren las nuevas condiciones estructurales de la economía mexicana.
El desempeño del IOAE es atribuible a la evolución del sector secundario (industria): en marzo se reportó una variación positiva de 1.5 por ciento; para abril la estimación preliminar es de 34.5 por ciento. En tanto, el sector tercia-rio (servicios), vinculado con la dinámica del mercado interno, tuvo un aumento de 0.4 por ciento en marzo y de 16.4 por ciento en abril.
Al igual que la actividad económica en general, el resultado de los sectores industrial y de servicios permite mantener su tendencia al alza. Si bien se debe considerar que el crecimiento contabilizado en abril tiene parte de su explicación en la caída observada 12 meses atrás, cuando el Indicador Global de la Actividad Económica retrocedió 19.7 por ciento, también es esencial establecer que el desempeño del sector industrial es favorecido por la reactivación del mercado en Estados Unidos, hecho que ha impulsado las exportaciones de manufactura asociadas a la fabricación de aparatos eléctricos, dispositivos electrónicos y de cómputo, equipo de transporte y en general a la maquinaria y equipo. El aumento en las exportaciones propicia un mejor desempeño del mercado interno y con ello al sector de los servicios.
Con todo, los resultados del mercado laboral muestran algunos límites de la recuperación económica basada en las exportaciones. El Inegi informó que en el primer trimestre de 2021 la tasa de desocupación se incrementó un punto porcentual, para llegar a 4.4 por ciento. La cuarta parte de la población ocupada lo hace en un entorno de bajas remuneraciones.
De cualquier forma hay que estar atentos, pues es necesario compensar el efecto estructural de la recesión de 2020.
Las rebanadas del pastel
Los jueces Juan Pablo Gómez Fierro y Rodrigo de la Peza “congelaron” la reforma a la Ley de Hidrocarburos y desquitaron la bolsa de croquetas entregada por los grupos de interés. Pero se pueden indigestar, porque la historia no termina allí, sino en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por tratarse de una ley aprobada por el Congreso.