Irma García, ex campeona mundial en peso gallo, habla del dolor que le dejó el Covid-19 no sólo como una huella en el cuerpo, sino también en las emociones. La pandemia alteró la vida de todos; en el boxeo, como en otros deportes, no sólo se han enfrentado a la amenaza física que representa, porque además se deben afrontar los estragos que produce en la salud mental, un nuevo reto para aquellos atletas que padecieron el virus.
Durante una charla en el Consejo Mundial de Boxeo sobre salud mental en esta época de pandemia, Irma recuerda que su contagio fue agresivo, aunque sin necesidad de hospitalización, pero los efectos en lo emocional fueron considerables.
“Me dio fuerte”, comenta Irma, “pero estaba todavía más afectada emocionalmente porque contagié a mis papás, que son mayores y con enfermedades que los pone en más riesgo. Viví días de mucho miedo y angustia. La idea que todo podía terminar es terrible”.
Aunque Irma estaba devastada por el Covid-19, dice que algo la hizo sobreponerse a su condición. Alguien tenía que estar firme ante la enfermedad de todos, conseguir medicamentos, los tanques de oxígeno, resolver.
“Fue un infierno”, recuerda; “pensé en familias que se contagiaron y murieron. Lo impredecible de este virus que de un momento a otro se agrava. Eso me aterraba. Quedé muy vulnerable”.
Miguel Berchelt, ex campeón superpluma que perdió el título ante Óscar Valdez, habló de su experiencia con las secuelas emocionales del Covid.
“Como saben, yo perdí el título”, explica; “no tuve tiempo para reponerme de la enfermedad y perdí aquello que había soñado toda mi vida. Se requiere mucho esfuerzo para levantarse. Uno vive días de angustia y miedo; eso se queda de alguna forma”.