Nueva York., Israel es el recipiente acumulativo más grande de asistencia exterior de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial con un total hasta la fecha de 146 mil millones de dólares, según datos oficiales estadunidenses, y ayer por primera vez en ocho días de una ofensiva feroz contra los palestinos, financiada en gran parte con esta generosidad de Washington, el presidente Joe Biden apoyó un cese al fuego en algún momento no fijado y sin condicionar la asistencia anual actual de 3.8 mil millones de dólares.
En 2016, durante la presidencia de Barack Obama, los gobiernos de Estados Unidos e Israel firmaron su tercer acuerdo de 10 años sobre asistencia militar cubriendo el periodo de los años fiscales 2019 a 2028, en el cual Washington se compromete a ofrecer un total de 38 mil millones de dólares en asistencia militar a Israel, elevando el monto de los 30 mil millones de dólares en total del acuerdo anterior.
Hoy día, casi toda la asistencia estadunidense a Israel es militar, reporta un informe publicado a finales de 2020 por el Servicio de Investigación Congresional (CRS), agencia federal del Congreso, que resume las cifras totales de la asistencia bilateral a Israel a lo largo de más de 70 años (https://crsreports.congress.gov/product/ pdf/RL/RL33222/40).
Según el informe, Israel es el primer operador de los aviones caza F-35, considerados los más avanzados jamás fabricados (tiene 50). El informe también abordó el financiamiento estadunidense de sistemas antimisil de Israel y la venta de equipo militar, incluyendo misiles, helicópteros, transportes blindados, etcétera.
Esta asistencia militar también ayudó en el desarrollo de la industria bélica de Israel que ahora exporta casi 70 por ciento de su producción, incluida una barda electrónica para la frontera entre México y Estados Unidos. Israel es ahora el octavo exportador de armas más grande del mundo, según el Instituto Internacional para Estudios de la Paz (conocido como Sipri, por sus siglas en inglés).
Israel anunció que continuará con su ofensiva de más de una semana mientras el gobierno de Biden insiste en que está haciendo todo lo posible con su “diplomacia intensa y discreta” para reducir la violencia. Durante ocho días el jefe de la Casa Blanca ignoró el exhorto de políticos progresistas y defensores de derechos humanos –y hasta descarriló tres intentos del Consejo de Seguridad Nacional de la ONU– para exigirle a Israel un cese al fuego inmediato.
Fue hasta ayer que Biden finalmente rompió el silencio y, cediendo ante la presión política y la opinión pública tanto dentro como fuera de su país, “expresó su apoyo por un cese al fuego” en una llamada con el mandatario israelí, Benjamin Netanyahu, informó la Casa Blanca. Pero no se mencionó ninguna demanda por un fin inmediato al bombardeo a Gaza, y sólo se dijo que Biden reiteró su “firme apoyo al derecho de Israel a defenderse”.
El mandatario demócrata está enfrentando nuevas voces dentro del Congreso y entre algunas agrupaciones judías estadunidenses que están rompiendo el consenso casi completo de apoyo a Tel Aviv que ha prevalecido en Washington durante décadas.
Legisladores progresistas del Congreso se han expresado durante los últimos días, desde el más prominente, el senador Bernie Sanders, hasta Alexandria Ocasio Cortez, Jesus Chuy Garcia, Marc Pocan e Ilhan Omar en la Cámara de Representantes, mientras el domingo unos 28 senadores llamaron a una tregua inmediata.
La diputada federal Rashida Tlaib declaró ante el pleno de la cámara baja el viernes pasado: “soy ahora la única integrante palestina-estadunidense del Congreso… y soy un recuerdo a mis colegas de que los palestinos en verdad existen, que somos humanos, que se nos tiene que permitir soñar”. Proclamó: “tenemos que condicionar la asistencia a Israel para obligar que se cumpla con los derechos humanos internacionales y ponga fin al apartheid”.
Su colega Ayanna Pressley hizo una comparación entre el trato racista en Israel y el de su país, al afirmar que “a los palestinos les dicen lo mismo que a los afroestadunidenses, que no hay forma aceptable de resistencia”. Otra diputada, Cori Bush, afroestadunidense, señaló que el equipo que se emplea para “brutalizar” a afroestadunidenses en Estados Unidos es el mismo que exporta este país a Israel para “brutalizar a palestinos”.
J Street, organización judía liberal pro Israel en Washington, está exigiendo que Biden declare la demanda de un cese al fuego inmediato para “proteger a todos los civiles israelíes y palestinos”.
Unas 140 organizaciones progresistas en Estados Unidos emitieron una declaración llamando a que el gobierno de Biden denuncie al de Israel por crímenes de guerra contra el pueblo palestino por sus políticas de desplazamiento y represión (https://www.scribd.com/document/ 508087198/Read-final-statement#from_embed).
Algunos críticos señalan que el gobierno de Biden llegó proclamando que los derechos humanos estarían al centro de su política exterior, y argumentan que Israel en sus políticas contra el pueblo palestino ahora pone en tela de juicio ese compromiso.