Las calles de Katmandú lucen desiertas. Los brotes de contagios por Covid tienen bajo presión al sistema hospitalario de Nepal y las autoridades han impuesto medidas rigurosas a la población. En medio de un estado de emergencia en la región asiática, los montañistas mexicanos Badía Bonilla y Mauricio López se recuperan ahí tras contraer coronavirus a la mitad de una expedición que pretendía la conquista de dos cumbres, Annapurna –la cual consiguieron– y mientras preparaban el ascenso a Dhaulagiri, el macizo montañoso inmediato, cuando las expediciones de escaladores fueron sorprendidas por el virus.
Mientras convalecen de manera favorable en un hospital de Katmandú, Badía Bonilla se comunica con La Jornada y cuenta la inesperada interrupción de esta empresa. Parece una ironía acorde a los tiempos que corren. La montañista y su compañero Mauricio estuvieron a punto de cancelar el viaje por un falso positivo en las pruebas de Covid antes de salir de la Ciudad de México. Después de varios test, aquí y en Nepal, confirmaron que estaban libres de coronavirus.
Después de conquistar la cumbre del Annapurna, los sherpas –miembros de ese pueblo de las montañas, sin los cuales los escaladores no lograrían sus hazañas– tuvieron un descanso para visitar a sus familias. Badía sospecha que ahí fue donde se descuidó el protocolo de sanidad. Los habitantes de las alturas volvieron con las expediciones sin que la empresa que los contrató los sometiera a nuevas pruebas para detectar Covid.
“Hubo mucha negligencia en la compañía que contratamos para esta expedición”, relata Badía desde Nepal; “esperábamos que el clima nos permitiera iniciar el ascenso y la compañía que contratamos estaba concentrada en atender a un príncipe de aquella región. Mientras, todos los escaladores nos hacinamos; una tienda para ocho personas, tenía casi 20”.
Parte del éxito de una expedición consiste en la paciencia. Los montañistas pasan horas a la espera de que el clima les ofrezca la oportunidad para que los ascensos sean menos peligrosos. A esto le llaman la ventana del tiempo. Mientras se abría para escalar Dhaulagiri, convivían amontonados en un campo de aclimatación, soportando cambios de temperatura hostiles, del frío gélido al calor infernal. Badía y Mauricio se reponían de las lesiones por congelamiento de segundo grado en los dedos los pies, como consecuencia de subir al Annapurna.
“Un día de pronto evacuaron con mucho sigilo a tres sherpas”, narra Badía; “nos pareció sospechoso. Los montañistas empezamos a presentar síntomas raros. Mauricio parecía resfriado, pensamos que quizás por los cambios de temperatura, donde a veces subía hasta los 39 grados. De pronto empezaron a surgir otros y se confirmó que se habían contagiado de Covid”.
Carlos Soria, veterano y legendario montañista español de 82 años, realizó pruebas a sherpas y detectó casos, cuenta Badía. El alpinista fue evacuado junto a otros de sus conciudadanos por su gobierno, pues la situación en Nepal hace incierto que puedan salir después del 31 de mayo, cuando se supone que se levantarán las restricciones.
Badía y Mauricio se mantienen con síntomas leves, pero aguardan con incertidumbre, pues no saben si podrán volver cuando se supone debe acabar el estado de emergencia. Juntos aguardan que se abra otra ventana, esta vez la que ha cerrado la pandemia en la historia.