El sargazo, macroalga parda que arriba de forma masiva, en especial a las playas de Quintana Roo, ha ocasionado problemas ambientales, al turismo y a la salud, señaló la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), por lo que propuso utilizarlo en el desarrollo de biocombustibles, alimentos para animales, biofertilizantes, mejoradores de suelos y material para la construcción.
En los Lineamientos técnicos y de gestión para la atención de la contingencia ocasionada por sargazo en el Caribe mexicano y el Golfo de México, precisa que los posibles usos del sargazo estarán ligados al avance de la investigación y el desarrollo tecnológico. Es decir, hasta que haya mayor certidumbre en las aplicaciones y seguridad sobre su caracterización, con lo cual se espera que su potencial de uso aumente.
Asimismo, se indica que cada municipio deberá elaborar su manual de operación para la recolección y manejo del sargazo y que la ubicación de las barreras de contención en el mar estará en función de las características costeras y oceanográficas, del fondo marino, la barrera arrecifal, praderas de pastos marinos, así como de los patrones de las corrientes.
En el documento se advierte que cuando no se realizan de manera adecuada las actividades de remoción de sargazo que emplean maquinaria, se vuelven una amenaza para especies como las tortugas marinas, al conllevar el riesgo de causar la muerte por aplastamiento, particularmente de las hembras anidadoras o las crías recién nacidas que se encuentren en la playa, donde pueden afectarse los nidos.
La Semarnat reconoce que se requiere impulsar la investigación para desarrollar tecnologías, definir rendimientos, conocer los beneficios de los nuevos productos y definir la importancia del sargazo para el sector energético. De la misma manera, se debe profundizar en la investigación para que en cada caso se descarte la posible contaminación por metales pesados o alguna sustancia nociva que podría limitar su uso.
La dependencia definió los cambios a los lineamientos que estuvieron vigentes hasta el año pasado, a partir de las experiencias adquiridas con las primeras arribazones masivas ocurridas en 2014 y 2015. También planteó las especificaciones técnicas para la recolección en mar abierto, la contención y retiro en las barreras, la remoción en playas, el tratamiento previo a la disposición final, así como la cuantificación del sargazo para contar con información rumbo a sus posibles usos.