Santiago. Los independientes, aquella fuerza inorgánica que repudia a los partidos políticos y que compitió absolutamente dispersa, figuran como los grandes ganadores de la jornada electoral del fin de semana en Chile, al haber consolidado, contra todo pronóstico, la primera mayoría de los 155 delegados constituyentes a elegir, un resultado absolutamente fabuloso y cuyo mensaje es la cero confianza en los partidos políticos y el respaldo total a terminar con el modelo neoliberal.
Los independientes/independientes –es decir, “químicamente puros” y que no compitieron en cupos electorales que cedieron a terceros los partidos políticos, sino en listas propias fuera de pactos electorales y a los cuales les costó una enormidad constituirse y hacer propaganda electoral– se alzaban con 65 de los 155 escaños para convencionales que redactarán la nueva Constitución.
Con 80 por ciento de los votos escrutados, los independientes superaban el tercio de 52 constituyentes, mínimo para ejercer capacidad de bloqueo sobre cualquier nuevo articulado constitucional que se quiere imponer por el resto de convencionales.
Asimismo, en la elección de gobernadores, el oficialismo aparecía derrotado en las 16 regiones del país.
El tercer gran dato es la derrota brutal que sufrieron los integrantes de la ex concertación, la coalición de centroizquierda que gobernó Chile durante 30 años –la Democracia Cristiana, el Partido Socialista, el Partido por la Democracia y otros minoritarios–, que fueron arrasados en las candidaturas a aspirantes constituyentes.
El candidato presidencial Mario Desbordes, del partido oficialista Renovación Nacional, no tuvo empacho en reconocer la catástrofe electoral que sufrió la derecha.
“No hay duda de que estamos viviendo una derrota transversal que nos tiene que hacer reflexionar, no hemos sido capaces de interpretar a la mayoría ciudadana que está pidiendo cambios, que se movilizó. No hay duda de que una serie de errores cometidos como coalición y por nuestro gobierno han tenido un impacto”, declaró con rostro compungido a los medios de prensa.
“Los partidos tenemos que reflexionar respecto de qué coalición queremos construir. Hemos ganado algunas alcaldías y hemos perdido otras, pero eso no es lo importante, esto es una derrota y tenemos que analizar lo que pasó, cómo nos vamos a parar en la elección presidencial y en este tiempo que nos queda por delante”, agregó.
La analista Lucía Dammert, politóloga de la Universidad de Santiago, indicó: “hoy votó Chile en contra de los partidos tradicionales, a favor de muchos liderazgos de mujer y de independientes, a favor de una renovación importante de la política”.
Destacó que “todos aquellos que crean que no perdieron los partidos tradicionales están muy equivocados porque, efectivamente, no fue a votar tanta gente como se esperaba, pero las votaciones son distintas y se abre un panorama muy particular para la elección presidencial, a los partidos de izquierda y de independientes les fue sustantivamente mejor de lo que les esperaba y creo que la Constitución de Chile mayoritariamente se va a debatir con un mundo de representación de la centroizquierda bastante mayoritario”.
Mauricio Morales, analista de la Universidad de Talca, sostuvo que “es un resultado sorprendente desde todo punto de vista, por la fuerza que adquirieron los independientes que se están quedando con cerca de 46 escaños; en segundo lugar por el desfonde que obtuvo la derecha que de 53 que esperaba obtuvo apenas 37, y la caída de los partidos tradicionales de la centroizquierda tradicional, que sólo se está quedando con 25 cupos frente a la izquierda más dura que está obteniendo 29. Es un desfonde del sistema de partidos tradicional, un alza de los independientes y por lo tanto un terremoto electoral en Chile”.
Las votaciones se realizaron en una doble jornada que comenzó el sábado, a cuyo cierre habían votado 3 millones de los casi 15 millones de electores, apenas 19 por ciento del padrón, cifra que sorprendió por lo baja, pero que se atribuyó a lo inaudito hasta ahora de dos días de votación. Como dato del día, fue evidente que en las comunas donde viven y votan los ricos y súper ricos de Chile –y que en octubre pasado votaron abrumadoramente en contra de una nueva Constitución–, la participación electoral fue el doble y poco más que en las comunas más pobres del país.
Al final votó cerca de 35 por ciento.
Pero todo quedaba para resolverse este domingo, cuando teóricamente votaría el grueso de los ciudadanos
“La ciudadanía nos ha enviado un claro y fuerte mensaje al gobierno y a todas las fuerzas políticas, no estamos sintonizando con sus demandas y anhelos, y estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y liderazgos”, admitió Piñera anoche.
Fue el reconocimiento de la derrota de su gobierno.