¿Quién y cuándo velará por que la industria de seguros médicos privados resuelva su estructura de precios, pague y sea debidamente regulada?
Como el de Carlos Noriega en la SHCP-Urzúa/Herrera; Norma López en IMSS-Robledo; Óscar Vela en Infonavit-Martínez y Juan Lozano en Secretaría de Economía-Márquez, todos ellos neoliberales puros incrustados estratégicamente en la Cuarta Transformación (4T), ahora, Norma Alicia Rosas, quién fungiera como su “reguladora” desde la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF), brinca a la presidencia de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS). Pasa directamente a “presidir” a sus antes “regulados”.
Rosas presidió la CNSF de 2015/2018 (Peña Nieto) para supervisar los mercados de seguros y fianzas mexicanos. Antes fue vicepresidenta de Análisis y Estudios Sectoriales de la propia CNSF en dos periodos: 1999/2012 y 2014/2015. También participó en Solvencia II, instrumentada en concordancia con la reforma a la reforma de la Ley de Instituciones de Seguros y Fianzas (2013).
Fue vocal de la Junta de Gobierno de la CNSF; de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores; de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro y de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, además de integrar el Consejo de Estabilidad Financiera Mexicano y el Consejo Nacional de Inclusión Financiera.
A escala internacional, integró el Directorio de la Asociación de Supervisores de Seguros de América Latina; el Comité Ejecutivo de la Asociación Internacional de Supervisores de Seguros; presidenta del Comité de Seguros y Pensiones Privadas e integrante del Comité de Regulación y del Subcomité de Solvencia de la Asociación Nacional de Actuarios.
Con toda esta “experiencia” a cuestas, participando en la 28 convención del sector asegurador (mayo 2018), Rosas comunicó a los “regulados” que ahora “preside”, que el “aumento” anual de las pólizas de gastos médicos mayores –sumó 40 por ciento– se “debe” al avance de la medicina, la tecnología y el envejecimiento. Aunque también a los “abusos” por parte de “médicos y hospitales”.
Y agregó: hay “tendencia” a que, cuando uno llega al hospital, ellos o el “médico”, para reducir “parte” de su responsabilidad, mandan muchos estudios. Me da “pena” decirlo, pero “algunos” médicos, para llegar a la “cuota” que “ciertos” hospitales establecen para “dejar” que siga teniendo su consultorio, “ordenan 20 estudios”. Y entonces “dices: ¿de veritas, de veritas necesito todo esto para estar seguro que lo que me duele es el apéndice? Hay que tener mucho cuidado. Eso impacta el crecimiento de las primas” ( Reforma, 10/5/18).
Sin tanta “pena”, Norma Alicia Rosas podría haber considerado si, acaso, la CNSF, entonces a su cargo, debería haber intervenido, distinguiendo entre la labor clínica del médico y los incentivos de la conducta económica de los hospitales que establecen “cuotas”? Y, sobre todo, la adecuada supervisión que se requeriría por esa CNSF.
Pero eso no fue todo. Ahora que ella “presidirá” a sus antes “regulados”, convendría que recordara que, entonces, también aludió a los condicionamientos para la renovación sucesiva de pólizas por el asegurador, concluyendo que la CNSF “no puede fijar primas, tarifas, condiciones o diseñar los productos. Es la industria la que tiene” que hacerlo. Ahora, ya como presidenta de la AMIS podrá asumir a fondo esa responsabilidad.
Porque sucede que, en 2017, la inflación médica, alcanzó 6.77 por ciento y para seguros médicos fue 12.87 por ciento. David Bandle –AXA/México– estima que el costo medio de gastos mayores subió de 15 por ciento sin Covid-19 y “la enfermedad se disparó a 25 por ciento ( El Financiero, 5/5/21).
Según Lockton/México ello “encarece” las primas de gastos médicos mayores. ¿Por qué? El impacto resulta del “encarecimiento” de consultas, medicamentos, hospitalizaciones y aparatos “por lo cual las aseguradoras deben invertir más”. Pero, ¿por qué? Ello “se debe” al tipo de cambio y a que México “depende” de otras naciones para “ciertos” insumos y recursos “necesarios”. Pero ¿esas inversiones no se amortizan gradualmente? ¿Su impacto es permanente? Para Lockton, las aseguradoras generan “estrategias” para que la inflación médica “no impacte” las pólizas. Pero, “tarde o temprano”, modificarán los precios ( El Economista, 24/4/18).
Rosas sustituye a Recaredo Arias, para quien las aseguradoras “están a punto” de “tener” una pérdida técnica por el alto costo que tiene “pagar” siniestros. La consecuencia “sería”: alza en el “costo” de las pólizas por el “aumento” de costos en hospitales, laboratorios “pagos” al personal que gestiona los seguros ( Reforma,15/3/18).
Ya con el Covid-19 y ante la indefensión que depara a quienes se “protegen” comprando seguros médicos, el conflicto de interés que patentiza Rosas confirma que, en la 4T, alguien debe velar para que los seguros médicos privados resuelvan su estructura de precios, paguen y sean debidamente regulados. ¿Quién y cuándo?
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco