En el estercolero en el que se ha convertido el proceso electoral 2021, y más allá de las sandeces que a diestra y siniestra cotidianamente hacen y dicen los candidatos de todas las agrupaciones participantes, sobresale el proceder de la presunta “autoridad responsable”de la contienda “democrática”, que sin decoro presume la camiseta de uno de los bloques políticos y sanciona a unos, pero finge demencia si se trata de “otros”. Un día sí, y el siguiente también, lo que pone en entredicho la calidad moral del supuesto “árbitro”.
Al menos desde el proceso electoral 2012, en las subsiguientes campañas políticas federales o estatales ha crecido como la espuma (con el sello del PRI y partidos afines) el uso indiscriminado de tarjetas “prepagadas” o “vales” que ofrecen a los ciudadanos cantidades de dinero a cambio de su voto, pero este hecho documentado ha provocado distintas “interpretaciones legales” de la “autoridad electoral”, dependiendo de cómo se muevan los caballos y a cuál de ellos apostó.
En ese contexto, en la mañanera de ayer el presidente López Obrador dio tremenda exhibida al presidente consejero del INE, Lorenzo Córdova, y a su escudero Ciro Murayama, por las versiones encontradas que esta dupla ha manejado, a contentillo, sobre un mismo asunto. La doble cara, pues.
Dijo López Obrador que “me llamó la atención la actitud de los consejeros del INE, del presidente y de uno de los consejeros. Ahora que hicimos la denuncia por las tarjetas en el caso de Nuevo León y en otros casos, porque queremos que esto se investigue, porque es delito electoral, entonces se hizo la denuncia y salieron a decir los del INE que no era delito, que era un cartón, que no era dinero. Pero les voy a dar a conocer lo que ayer en las redes se recuperó de lo que decían antes, tanto el presidente del INE como el consejero Murayama. Nada más para ubicarnos en el tiempo. ¿Cuándo fue esto? En 2017, elecciones locales en Coahuila (Miguel Ángel Riquelme) y estado de México (Alfredo del Mazo)”.
Y el mandatario divulgó las versiones relativas al uso de las citadas tarjetas. “Lorenzo Córdova, presidente del INE (2017): y que esté haciendo un compromiso, insisto, no genérico como la realización de una carretera, no genérico como la instrumentación de un programa social en general, en abstracto, sino un compromiso personalizado, específico: ‘si votas por mí y si gano, a ti te voy a dar tal cosa’, hace que la frontera, desde mi punto de vista, de lo lícito o, si se quiere, la frontera de considerar ese gasto como un gasto de propaganda, en cambio, se convierta como una promesa de dádiva y consecuentemente en un gasto indebido, en un gasto que no podemos, menos de cara a la elección de 2018, permitir que sea considerado como un gasto de campaña…”
También en 2017, Ciro Murayama, consejero del INE: “… datos personales es incorrecta, incluso el proyecto propone dar vista al INAI por posible uso indebido de datos personales por parte del partido o la coalición. La concatenación de promesas de apoyo, entrega de tarjetas, llamadas nada más ni nada menos que ‘monederos’ en un escenario de carencia social a cambio de datos de los individuos que serán beneficiarios si sufragan por el partido, y éste resulta ganador da una secuencia de condicionamiento de apoyos sociales a los necesitados a cambio de su voto, no es una promesa general, legítima y válida. A mi entender, la coalición cruzó la frontera de la propuesta y llegó al territorio de la dádiva, y su gasto en estas tarjetas, en estos formatos, en este procedimiento no puede ser considerado como legítimo y válido por esta autoridad, ello merece ser sancionado por el INE hoy y, por supuesto, de cara a 2018”.
Pero... ¡sorpresa!, en este 2021 el mismo Murayama dice que “en materia de tarjetas, pues en 2017 hubo dos campañas en donde se repartieron: en el estado de México, una que se llamaba Salario Rosa, y en Coahuila otras, que se llamaban Mi Monedero o Mi Monedero Rosa. Esta autoridad, cuando se pronunció en los dictámenes de fiscalización, determinó que el entregar un cartón prometiendo acciones de gobierno era simplemente propaganda, se determinó en votación dividida”, es decir, de un plumazo lo declaró “legítimo y válido”.
Las rebanadas del pastel
El “árbitro” dice que así representa “los intereses de los ciudadanos” y “defiende la democracia”, pero desde las gradas se escucha a la afición: “¡árbitro vendido!”