En el segundo día de actividades del coloquio académico Vidas narradas: testimonio, literatura y política en la obra de Elena Poniatowska, la escritora y periodista se reunió vía Zoom con estudiantes polacos interesados en sus novelas, crónicas y entrevistas. En particular, le preguntaron acerca de su experiencia en el movimiento estudiantil de 1968 y la situación actual de México.
La colaboradora de La Jornada dijo que, en general, en el país existe “un precipicio entre una clase social y otra. La nuestra es una sociedad de privilegios; quienes tienen una situación desahogada viven al lado de muchísimos mexicanos que tienen muy poco o a veces nada. La política mexicana no ha ayudado, sobre todo a quienes más lo necesitan”.
En el encuentro, organizado por el Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos de la Universidad de Varsovia, Poniatowska recordó que, después de la Segunda Guerra Mundial, México fue, como ahora es Estados Unidos, “la tierra de la gran promesa; muchos europeos que querían entrar a Estados Unidos no pudieron bajar de los barcos que los traían. Por eso algunos vinieron a México y se hicieron colonias de polacos, alemanes y franceses, esta última poderosísima, porque comenzaron a vender en grandes almacenes”.
Al preguntarle si tendría sentido hacer una crónica que tome el punto de vista de quienes ejercen el poder, la autora de El amante polaco precisó que sería buena idea, pero hay dos palabras que no usaría, porque le parecería una injusticia: ni “victimarios” ni “opresión”.
Si bien insistió en que en el país existen grandes diferencias sociales y aclaró que la pobreza cobra y tiene víctimas, la autora precisó que “no calificaría al gobierno de México de opresor, sobre todo ahora, porque no lo es, se ha preocupado por los mexicanos que tienen muy poca remuneración y alegrías en la vida”.
La periodista recalcó que lo que sí permea en el ámbito nacional “es la indiferencia, la falta de interés, el olvido y la opresión que sucede cuando hay clases sociales con muchas posibilidades, como las clases ricas de América Latina, que se desentienden totalmente y utilizan a las clases menos afortunadas para su beneficio personal.
“Por ejemplo, México es un país en el que todavía, a diferencia de Estados Unidos o Polonia, hay una población muy grande de mujeres cuya única posibilidad de subsistir es trabajando en el servicio en las casas. De eso también he escrito con mucha pasión y con dolor, porque hay ejércitos y ejércitos de las llamadas ‘muchachas’, cuyo trabajo permite que otras sean universitarias.
“¿Por qué? Porque hacen el trabajo del hogar, cuidan a los niños pequeños, hacen las labores que las madres tendrían que hacer encerradas en su casa.”
Lectura obligada en Polonia
Poniatowska contó a los estudiantes que fue amiga de Octavio Paz desde que era joven, “cuando ni siquiera sospechaba, aunque quizá lo anhelaba, que obtendría el Nobel de Literatura. Estuvo casado con una furia llamada Elena Garro y él hacía lo que ella quería, así que la de la voluntad en ese caso fue Elena Garro”.
Hoy, la escritora recibirá una medalla de la Universidad de Varsovia para celebrar el brillante recorrido por la literatura que ha realizado la autora, cuya obra tiene “una riqueza temática y compromiso social que merece un estudio más largo.
“A los estudiantes polacos les apasiona tanto la historia como la cultura mexicanas, en muchos casos la literatura de Poniatowska es un canon de referencia obligatoria en los cursos que se imparten en diversas instituciones académicas”, concluyó Urszula Lugowska, directora de esa casa de estudios.
El diálogo que la escritora sostuvo con universitarios de la tierra de sus antepasados se puede consultar en el canal de YouTube del Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos de la Universidad de Varsovia : ).