Guadalajara, Jal., Un recital de homenaje con violines y chelos para clamar justicia por Ana, Teto y Luis, los hermanos secuestrados y asesinados por presuntos integrantes de un grupo criminal el fin de semana en Guadalajara, se realizó en la Plaza de Armas, frente al palacio de gobierno, tras concluir una marcha de amigos y familiares a lo largo del Paseo Alcalde, en el centro de la ciudad.
“Hoy marcho porque ni en casa estoy seguro”; “Vamos a seguir exigiendo justicia para los que ya no están y seguridad para los que quedamos”, decían las pancartas de los manifestantes.
La Orquesta de Cámara de la Universidad Autónoma de Guadalajara, alumnos y egresados de la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara (UdeG) e integrantes de la Sinfónica Juvenil de Zapopan y de la orquesta Higinio Ruvalcaba, todos unidos en la misma indignación, tocaron melodías tristes durante la protesta.
El 7 de mayo los hermanos Ana Karen, José Alberto y Luis Ángel González Moreno fueron sacados de su hogar con golpes y amenazas por un grupo de hombres armados y embozados que vestían uniforme color caqui y portaban armas largas y cortas, así como chalecos antibalas, uno de los cuales, según testigos, estaba rotulado con las siglas del cártel Jalisco Nueva generación.
El 9 de mayo, los cadáveres de los hermanos fueron encontrados junto a la carretera, en San Cristóbal de la Barranca, a unos 50 kilómetros de su domicilio. La Fiscalía de Jalisco señaló que se habría tratado de “una confusión” del grupo delictivo.
“¿Quién tocará ahora el chelo de José Alberto?”, se leía en una cartulina colocada por los músicos, pues el estudiante de Geografía de la UdeG también era músico como su hermano Luis Ángel.
Las consignas de los manifestantes callaron las notas de los instrumentos de cuerda: “¡No son muertos, son asesinados!”, “¡Justicia! No más asesinados”, “Ni uno más, ni un asesinado más”, “Jalisco es una fosa. Que renuncie el gobernador (Enrique Alfaro, del partido Movimiento Ciudadano) porque no puede”.
El palacio de gobierno, donde transcurrió la protesta, estuvo rodeado de vallas metálicas y decenas de policías antimotines acuartelados. Ninguna autoridad dio la cara.
Mientras, en el municipio de Teocaltiche, en la región de los Altos de Jalisco, 190 kilómetros al nororiente de Guadalajara, la parroquia del Divino Salvador informó que alrededor de 700 personas (197 familias, incluidos 230 niños) han huido de diversas rancherías debido a los enfrentamientos entre bandas del crimen organizado; el éxodo se inició la semana pasada.
Pese a que el gobernador Enrique Alfaro estuvo en la comunidad de Mechoacanejo, donde la parroquia instaló el primer albergue para los desplazados, su compromiso de lograr un pronto retorno de los pobladores a sus hogares y brindar seguridad se complica más ante la llegada de más refugiados.