Ciudad de México. Por primera vez, la escritora Elena Poniatowska (París, 1932) es reconocida en la patria de sus antepasados: Polonia, donde la Universidad de Varsovia, a través del Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos, organizó un coloquio académico internacional que culminará hoy con la entrega de una medalla honorífica a la periodista “por su contribución al fortalecimiento del diálogo intercultural entre aquel país europeo y México”.
La primera sesión del encuentro se realizó este miércoles, transmitida por YouTube, con la participación de investigadores especialistas en la obra de Eleny Poniatowskiej (como la llaman en polaco).
Dio la bienvenida el embajador mexicano en Polonia, Alejandro Negrín, quien recordó que la relación entre ambos países ha sido profunda, construida a lo largo del tiempo por grandes personalidades como el periodista Ryszard Kapuściński, quien vivió en México siete años, al igual que el escritor Slawomir Mrozek y el gran maestro del cartel Víctor Gurka. Por parte de México, mencionó a Sergio Pitol, gran traductor de literatura polaca, y añadió que “a 40 minutos de Varsovia se encuentra en un bosque mágico el Jardín Escultórico Juan Soriano, que debemos a nuestro querido Marek Keller.
“En este escenario, Elena Poniatowska ocupa un lugar de honor. Ella es una de las figuras centrales y una de las raíces más profundas del diálogo entre México y Polonia. Este homenaje es un rencuentro de Elena con Polonia y tal vez un regreso a una de sus tierras prometidas”, puntualizó el embajador.
El coloquio académico se tituló Vidas narradas: testimonio, literatura y política en la obra de Elena Poniatowska. Abrió la charla la mexicana Silvia Poot-Herrera, quien señaló que la autora de La noche de Tlatelolco “ha ilustrado la historia de su país de adopción en 68 años de escritura, abarcadora de todos los géneros y los que ella ha inventado; ha dado lugar a nuevas teorías, con una escritura tan fresca como la de su primer libro, Lilus Kikus, de 1954, y tan interesante como su novela más reciente, El amante polaco.
La investigadora de la Universidad de Varsovia Agniezka Flisek afirmó que Poniatowska incorpora en su literatura “los sectores invisibles al orden dominante, no para representarlos y poder decir la muda verdad de todos ellos, sino para hacer oír las innumerables voces de los que ‘nunca han tenido derecho a nada ni siquiera a que se les designe con un nombre, voces de los marginados de origen campesino e indígena, que engrosan los cinturones de miseria del DF’, citando al prólogo del libro de crónicas Fuerte es el silencio (1980)”.
En su turno, Lukas Czarnecki, de la Universidad Pedagógica de Cracovia, destacó que la escritura de Elena “tiene la capacidad de resiliencia para enfrentar los rudos momentos de la vida. La resiliencia es la capacidad para levantarse, florecer a pesar de todo. ¿Cómo entender la resiliencia? Sólo a través del acercamiento al otro, enfrentando las presencias, escuchando lo que el otro dice, intercambiando opiniones. Poniatowska escribió: ‘las preguntas me han abierto la vía de acceso al mundo y es por eso por lo que le tengo infinito agradecimiento a mi profesión. Una entrevista es una incógnita’”.
La investigadora Bojana Kovacevic, de la Universidad Novi Sad de Serbia, apuntó que se han hecho investigaciones en su país en torno a la obra de la periodista, “y resultan emocionantes, sobre todo, las reflexiones de los jóvenes estudiantes.
“Resalta que Poniatowska en muchos de sus escritos se ocupa de la presencia de la mujer, de la visión femenina del mundo, la Ciudad de México, la lucha en y por la sociedad, la vida cotidiana, la justicia, la crítica social y a pesar de sus orígenes aristocráticos, o justo por ellos, Elena siempre ha luchado por los derechos humanos en todos sus libros”, concluyó la especialista.
La segunda sesión del coloquio académico se realizará hoy a las 10 de la mañana y será transmitida por el canal de YouTube del Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos de la Universidad de Varsovia ().