Ciudad de México. La ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se congratuló de que el país esté gobernado por personas de otra calidad, comprometidas con algo crucial en todo el continente: “combatir nuestras milenarias desigualdades”.
De visita en México, la mandataria brasileña entre 2011 y 2016 se reunió con Claudia Sheinbaum en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, en donde abundaron los halagos mutuos, el reconocimiento de sus trayectorias y la coincidencia en la visión de sus proyectos.
A su vez, la jefa de Gobierno expresó: “A nosotros como a usted, Dilma, no nos vence la mentira ni la calumnia, nos anima un anhelo, que es el anhelo del pueblo de México y de los pueblos de la patria grande, de la América Latina, una patria justa y solidaria”.
En el Salón de Cabildos, Rousseff manifestó que es un orgullo que la Ciudad de México, con una de las mayores concentraciones poblacionales del mundo, sea gobernada por una “mujer de la clase, de la categoría de la señora Claudia”. Aún más, consideró que si se evalúa con criterio, ella ganará el premio como la mejor alcaldesa del mundo, que promueve The City Mayors Foundation, por su gestión durante la pandemia de Covid-19. “Yo le deseo eso porque estoy segura de que eso será un reconocimiento merecido”.
Luego de recibir el pergamino y medalla como huésped distinguida, dijo que al igual que la visión que persiste ahora en México siempre ha creído que la educación es el camino, tanto para que “salgamos de la miseria y de la pobreza, del hambre como también para encontrar patrones de desarrollo semejantes a aquellos desarrollados, porque la educación es la base de la ciencia, de la tecnología y de la innovación”.
Acompañada por representantes de los poderes Judicial y Legislativo e integrantes de su gabinete, Sheinbaum definió a la homenajeada como una mujer de lucha y convicciones, que, a lo largo de su vida, “sin vencerse, sin claudicar, ha sido víctima de encarcelamiento, tortura, golpes de Estado disfrazados, pero que no se ha vencido”.
Manifestó que en la Ciudad de México se apela al derecho a la salud, educación, cultura, deporte y el apoyo a los más desprotegidos porque se está en la construcción de un nuevo modelo de gobernar, pues se rompió con aquel que concibe los derechos como privilegios y asumía que la competencia es la ley suprema.