Al igual que muchos artistas, el pintor Juan Sebastián Barberá (Ciudad de México, 1964) entró en crisis al comienzo de la pandemia por el Covid-19 y el consecuente confinamiento. “¿Qué voy a pintar? Las personas ya no querrán salir a ver exposiciones. Tendré que dedicarme a otra cosa”, pensó. Pudo serenarse al grado de ahora decir: “la pandemia me ha sentado bien en el sentido de la introspección, la soledad y revisión, incluso, de los hábitos personales”.
Se puso, entonces, a trabajar. El resultado son 35 piezas, entre cerámica, mixta sobre madera y arte objeto, realizadas con técnicas nuevas; por ejemplo, resinas acrílicas y poliéster, que presenta con el nombre Rostros de época y mundo holístico, exposición abierta desde el 28 de marzo en Villa San Jacinto.
Barberá califica la pandemia como un “motor transformador de la consciencia humana. Parece que estuviéramos en un examen de ética y moral, más que de bioseguridad. Para mí, el ser humano se ha quedado desprovisto de sus verdaderas herramientas ético-morales para poder enfrentarse, tal vez, a una nueva era. En ese sentido, la par-te de la exposición llamada Máscaras de la sabiduría y la fortuna es jugar un poco al carnaval”.
La muestra comienza con las máscaras hechas en cerámica porque, según el entrevistado, “nos disfrazamos todos los días para salir a nuestra actuación. Sin embargo, estos disfraces de protección tienen que ver con temas muy clásicos como el amor, la pasión, la templanza, la sabiduría y la consciencia. Son títulos filosóficos y profundos; es decir, preguntas que todos nos tenemos que hacer en mayor o menor medida”.
Rostros de época, una segunda sección, es una radiografía del drama actual. Son las caras de las personas en esta situación y la incertidumbre. Son cuadros pintados en acrílico y óleo sobre madera.
Después de pasar por el dolor del momento actual vivido, el espectador entra a “un pasadizo hacia otro mundo, el de los holísticos y la transformación del ser”. En esta parte de la muestra sólo se exponen círculos, a la manera de mandalas, que tienen que ver con la esperanza en la reivindicación del ser humano y la dignidad por medio de la conciencia de entrar en un estado meditativo o de profundidad, a fin de generar una nueva visión humanista de respeto hacia sí mismo, el planeta y los seres humanos en general”.
En cuanto al empleo de mandalas, Barberá dice: “se me ocurrió que podía utilizar algo que generaría imágenes distintas a lo tradicional, que había trabajado como cualquier pintor en forma cuadrada o rectangular. Entonces, rompí un poco con mis paradigmas y esquemas. Me salí de mis propias reglas al pensar que justamente esta es una época para reinventarnos todos”.
El artista realizó 20 máscaras en cerámica, siete mundos holísticos, en forma circular, hechos con técnica mixta sobre madera, y dos sillas de arte objeto que el artista creó a propósito para quien quisiera sentarse en ellas para contemplar la obra.
Barberá nunca se ha preocupado por seguir una corriente artística, aunque reconoce que lo suyo es “una especie de expresionismo abstracto muy personal”. Le parece un “tema complejo” describir su estilo porque “he pasado por muchas etapas que han significado la consolidación de una personalidad característica”. La suya es una obra que encierra el simbolismo ligado con una narrativa.
“Toda mi obra parte de una historia. Luego, tiene un puente simbólico, holístico y místico. He escrito unos poemas en torno al significado de la obra”. Aunque de índole abstracta, “siempre tiene el ojo volador, el centauro, las entradas y salidas al mundo, a la conciencia, a la manera de universos interiores y exteriores”.
Utiliza un colorido que tiene que ver con la Tierra, el cosmos, el cielo, los minerales. “Todo el trabajo de colorido se relaciona con la vida”, puntualiza.
Rostros de época y mundo holístico, exposición de Juan Sebastián Barberá, se exhibe en Villa San Jacinto, calle Plaza San Jacinto 16, colonia San Ángel. Se podrá visitar de jueves a domingo, de 11 a 20 horas. La muestra permanecerá hasta el 27 de junio.