La pesquería de sardina ha colapsado cuatro veces en los últimos 30 años en el golfo de California, debido a la sobrepesca y la variabilidad climática. Esto tiene impactos ecológicos al afectar a las poblaciones de aves, mamíferos marinos y otros peces que dependen de las sardinas como alimento, señalaron expertos en un estudio publicado en la revista científica Canadian Journal of Fisheries and Aquatic Sciences.
Además, comunidades costeras que dependen de esta pesca para su subsistencia también sufren las consecuencias, señala el estudio “Variabilidad ambiental y efectos sobre la pesquería de sardina en el golfo de California”, realizado por Alfredo Giron-Nava, Octavio Aburto y Exequiel Ezcurra, entre otros autores.
En el reporte se presenta un modelo para predecir los cambios en la población de sardina para que, con una anticipación de hasta dos años, se puedan definir los volúmenes adecuados de captura para minimizar la vulnerabilidad de esta especie en ciclos de abundancia y colapsos. Esta pesquería en el golfo de California creció por dos décadas con récords en las capturas cada año, hasta que en 1991 se registró el primer colapso. Desde entonces no se ha recuperado del todo, sostuvo Girón-Nava. Después del primer colapso, cuando las capturas pesqueras cayeron de 300 mil toneladas en 1989 a 10 mil toneladas en 1991, se han registrado tres más, indica el reporte.
Asimismo, refiere que hay narrativas encontradas con respecto a las causas. La autoridad pesquera considera que son los cambios ambientales y fenómenos como El Niño (calentamiento del agua en el océano Pacífico) los que reducen la productividad primaria. El reporte considera que la falta de medidas de manejo claras y precautorias también deben considerarse en el impacto a la pesquería de sardina, y recomendaron que esta actividad no debe rebasar las 200 mil toneladas por año.
En los años en que las condiciones ambientales sean poco favorables, las medidas de manejo tendrían que ser más estrictas, con el fin de dar oportunidad a su recuperación. También se sostiene que “tener una población saludable y con capturas más estables representaría un beneficio para la industria pesquera que actualmente experimenta una alta variabilidad en sus capturas y ganancias”.