Tres escenas caracterizaron el 10 de mayo mexicano: el hallazgo de los cadáveres de tres jóvenes hermanos secuestrados la noche del pasado viernes en su casa en Guadalajara; las protestas, afuera de Palacio Nacional y en calles de la Ciudad de México, de madres de personas desaparecidas, y la conversión de la matutina conferencia presidencial de prensa en un homenaje musical a las madres en general.
Lo de Jalisco forma parte de una tragedia constante. La administración estatal, a cargo de Enrique Alfaro, y la Fiscalía de Justicia del Estado, cuyo titular es Gerardo Octavio Solís, han deambulado, tropezantes, declarativa y operativamente insustanciales, entre la acumulación de hechos violentos graves, incluso enredados negativamente en su relación de competencia con el gobierno obradorista. Lo sucedido con los tres hermanos sólo es parte del entramado general del predominio del crimen organizado.
El Día de las Madres no puede acompasar las celebraciones, de origen mercantilista y antifeminista, con la movilización y protestas de las madres de personas desaparecidas o asesinadas. Buscadoras de los cuerpos de sus hijos y también de una justicia que les es institucionalmente negada, la persistencia de esas mujeres y de familiares de víctimas hace recordar la dimensión de la tragedia nacional que se vive.
La conversión de la famosa Mañanera presidencial en foro de canto para homenajear a las madres mexicanas tuvo como contexto hechos como los arriba mencionados y otros igualmente lamentables, como las recientes muertes en un tramo del Metro en su línea 12, la dorada.
A 25 días de la elección nacional más cuantiosa en cuanto a cargos en competencia, la Fiscalía General de la República, a cargo del usualmente lento Alejandro Gertz Manero, ha anunciado una rápida apertura de carpetas de investigación contra el priísta Adrián de la Garza y el emecista Samuel García, candidatos a gobernar Nuevo León, que aparecen como punteros en diversas encuestas de opinión, ante el desplome de la expriísta y ahora morenista Clara Luz Flores. A uno, por las Tarjetas Regias denunciadas por el propio Presidente de la República; a otro, por presunto financiamiento ilícito de campaña.
Ya que se ha avivado la discusión sobre las formas de patrocinio al periodismo mexicano desde fundaciones o agencias extranjeras (el caso de Mexicanos Contra la Corrupción y de su fundador y motor, Claudio X. González Guajardo), vale leer algo de lo que un joven periodista del País Vasco, España, Ekaitz Cancela Rodríguez (@ecanrog), ha escrito sobre el muy polémico George Soros y sus igualmente polémicas Open Society Foundations, la red de fundaciones internacionales que apoya a grupos “de la sociedad civil”.
De 1984 a la fecha, Soros habría aportado a estos grupos “más de $32 mil millones”, ha de suponerse que de dólares (https://bit.ly/3hdq1Ly). En México, Open Society apoya económicamente a varios medios de comunicación, principalmente en formato digital.
Ekaitz Cancela Rodríguez escribió en 2018 un texto cuya primera parte se titula “Soros, el multimillonario que acabó con el valor crítico del periodismo financiándolo”, en el que apunta: “Soros le enseña al periodismo una lección importante: la industria tiene futuro siempre que la billetera de los filántropos esté abierta. Pero la concepción de ‘sociedad abierta’ apoyada por el filántropo es una sociedad dependiente del dinero corporativo. Una interpretación bastante peculiar de aquella idea expuesta precisamente por Karl Popper en el segundo tomo de La sociedad abierta y sus enemigos: «Si estamos en silencio, ¿quién hablará?». Ahora todos los medios tienen la capacidad de hablar, pero no de lograr cambios de calado, puesto que quienes corrompen el sistema democrático son los mismos que financian la profesión que debe soportarlo; el componente crítico del periodismo se diluye ante la hegemonía cultural dominante” (https://bit.ly/3y5iaG2). ¡Hasta mañana!
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