Los locos años veinte, exposición de más de 300 piezas, desde pintura, escultura y dibujo, hasta fotografía, cine, collage, arquitectura, moda y diseño mobiliario, fue abierta en el Museo Guggenheim Bilbao, España, en cooperación con el Kunstaus Zürich.
Los años 20 del siglo pasado fueron una época en que “el mundo, Europa, fundamentalmente, vivió un momento de explosión de la creatividad en todos los ámbitos de la vida”, expresó Juan Ignacio Vidarte en el acto inaugural. Para el director del Museo Guggenheim Bilbao, se trató de “un momento de innovación como no se había visto hasta entonces y como no se volvió a ver en el resto el siglo”.
Además, surgió en una coyuntura que de alguna manera recuerda la actual: “Europa salía de la Primera Guerra Mundial, de los efectos de una pandemia (la gripe española), con una gran crisis económica. Sin embargo, fue un momento de eclosión en las artes y de cambios en los hábitos de la vida”.
En comparación con otras exhibiciones dedicadas al periodo en cuestión, Los locos años veinte refleja el intercambio entre diferentes movimientos progresistas como la Bauhaus, el Dadaísmo y la Nueva Objetividad, por medio de siete núcleos temáticos. La muestra comprende iconos del diseño arquitectónico que revelan la diversidad formal que caracterizaba esos años transformativos.
La exposición, que permanecerá hasta el 19 de septiembre. También pretende ir más allá de los lugares comunes acerca de los años 20 al explorar los momentos estéticos de entonces que fueron de tanta influencia y relevancia que todavía siguen presentes en la actualidad aunque quizá poco perceptibles.
Según Cathérine Hug, cocuradora de la muestra con Petra Joos, para entender a los años 20 del siglo pasado hay que comprender lo que pasó en la Primera Guerra Mundial, sobre todo en cuanto a los sentimientos, los recuerdos, la percepción del mundo y las personas. Uno de los aspectos fue la noción de cómo las personas se veían a sí mismas y cómo esta idea estaba fragmentada, sobre todo para los hombres que habían estado en el campo de batalla. Perdían el concepto del tiempo.
El conflicto bélico, además, causó muchas muertes y daños físicos, hecho que vino a contradecir lo prometido a los soldados en el sentido de que volverían como héroes. Muchos perdieron alguna parte de su cuerpo y esto cambió la percepción de los transeúntes al verlos en la calle.
Para Hug, una de las consecuencias de la guerra para los hombres y las mujeres fue la oportunidad de redefinir sus propios papeles en la sociedad: “La guerra ya no era un objetivo a alcanzar. Las mujeres, por ejemplo, empezaron a ser más activas en los campos laboral y social, lo que las llevó a pedir más derechos en lo político”.
Las exigencias de los nuevos papeles se reflejaron en la apariencia de las mujeres quienes optaron por el cabello corto y práctico. Se rechazó la moda “encorsetada” de principios de siglo en favor de una ropa más libre.
En palabras de Petra Joos, “los años 20 fueron testigos de una explosión de creatividad, libertad erótica, impulsos sexuales y feminismo, aunque también trauma, lucha y una economía sin frenos ni piedad”.
El dramaturgo y director de ópera Calixto Bieito tuvo a su cargo el diseño de la exhibición, el cual se basa en establecer una relación entre las bellas artes y las artes escénicas.