La presencia de las mujeres en los cargos de elección popular, ya sea gubernaturas, presidencias municipales y congresos, ha estado limitada principalmente por la violencia política en razón de género, a la cual se enfrentan desde que buscan ser candidatas y continúa una vez asumido el puesto. Los obstáculos y agresiones van desde menoscabar su trabajo, excluirlas de las convocatorias y el financiamiento, ocultarles información, amenazarlas a ellas y a sus familias, hasta el asesinato.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional Electoral (INE), en poco más de un año, del 14 de abril de 2020 al 21 de abril de 2021, se han presentado 73 quejas, denuncias o vistas en materia de violencia política en razón de género. En tanto que la consultora Etellekt, que lleva un registro independiente de casos de agresiones en el ámbito político, ha documentado el asesinato de seis mujeres aspirantes y candidatas en lo que va del actual proceso electoral.
Esta consultora señaló que en 2018, 16 candidatas fueron asesinadas y al menos 106 reportaron distintas formas de violencia política, 43 de ellas fueron amenazadas y se registraron nueve atentados contra sus familiares o cercanos. De estas agresiones, 59 por ciento se dieron en el ámbito municipal, 29 por ciento en el estatal y 12 por ciento en el federal.
Para especialistas es claro que el que no se tenga una mayor presencia de mujeres en las gubernaturas o alcaldías no tiene que ver con falta de interés en participar, sino a la violencia política de género.
Flavia Freidenberg, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, destacó que “las militancias son paritarias, en los partidos políticos hay tanta cantidad de mujeres como de hombres y muchas de ellas juegan papeles importantes dentro de éstos, sobre todo desarrollando tareas de acompañamiento en la movilización del voto”.
El problema es que cuando han pretendido que su nombre vaya a la papeleta “los partidos políticos, que son los principales responsables de los obstáculos que enfrentan las mujeres –aunque no los únicos–, son los porteros que limitan su acceso a las candidaturas” y se han enfrentado “con duros techos de cristal”, entre éstos dificultades para obtener financiamiento.
Tania Martínez, investigadora del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB), destacó que las mujeres también enfrentan violencia una vez que asumen el cargo, y entre las denuncias que han presentado mencionan que las excluyen de las reuniones importantes, les niegan recursos, menoscaban su trabajo y las amenazan.