Hoy día, una plancha, una licuadora, una aspiradora o chocolates ya no son el regalo ideal en el Día de la Madre. Una mujer millennial que tiene hijos prefiere artículos personales, que puedan contribuir a su belleza, salud, ocio e intelecto.
Paulina celebra por tercera ocasión esta fecha. Está en sus treintas y desea seguir viéndose bien. No quiere chocolates “que me engorden”, pero está abierta a participar en la comida familiar, “porque así es siempre”. Espera que la sorprendan con equipo deportivo, perfumes o algo de ropa o le ayuden a financiar cursos para ascender en el trabajo.
Los obsequios a las madres “son el reflejo de lo que se está gestando culturalmente. Regalarle aparatos electrodomésticos es condenarla al mismo papel de siempre, de hacerse cargo de la casa y de la familia”.
A las nuevas madres les interesa más “algo personal, algo que disfruten ellas: una joya, un perfume o un viaje”, explica Rita Balderas Zavala, profesora de asignatura del área de sociología de Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM. “Esas construcciones de la madre víctima, incondicional, abnegada a la que se le obsequien lavadoras, chocolates y flores” ya no coinciden con las jóvenes.
Eli Bartra Muriá, profesora distinguida de la UAM-Xochimilco en posgrados de estudios de la mujer y feminismos, coincidió en que la visión tradicional sobre las progenitoras ha cambiado, aunque si se piensa en generaciones anteriores y otras realidades económicas, “si una mujer tiene que utilizar únicamente molcajete, le puede caer muy bien una licuadora”.
No obstante, expresó no ser partidaria del Día del Madre, porque “tiene una connotación machista y de mercadotecnia” y además en algunos países la finalidad fue “regresar a las mujeres a su casa y a su papel de madre”.
Eder Salamanca Fuentes, profesor Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, especialista en publicidad y género, precisó que se debe hacer una diferencia entre las madres de la llamada generación X y las millennials. Las primeras “crecieron con la idea de ser una buena madre y ama de casa; su labor debía ser el cuidado del hogar y atender a los niños, y eso se premiaba” con electrodomésticos.
Las madres millennials “no quieren ser como sus progenitoras; están rompiendo esquemas, son mas acuerpadas y defienden cultura del body positive, asegura.
“Les gusta verse bien y saludables y la publicidad refuerza esos estereotipos de joven incansable, trabajadora, cuidadora, siempre perfecta e hipersexualizada.”
Alejandra Collado, maestra en estudios de la mujer del Centro de Investigación y Estudios de Género de la UNAM, comentó que en México la imagen tradicional de la madre ha estado “muy ligada a la de la Virgen María”, es decir, “dócil, obediente, de ternura infinita” e incluso con un halo de santidad, pero “la lucha feminista deconstruye estas visiones y ya hay otro tipo de madres que ocupan puestos directivos o simplemente que salen a trabajar”, y tienen otras aspiraciones.
Quetzalli Rojas, profesora de la FES Acatlán, indicó que el Día de la Madre “es una celebración culturalmente importante, pero ha cambiado. Detrás del surgimiento del 10 de mayo hubo una ideología de fomentar los valores familiares, pero la lucha por los derechos de la mujer cambia esa concepción de maternidad, rompe con la madre sumisa que no se queja y está siempre dedicada al hogar”.