En poco más de una semana, la Secretaría de Educación Pública (SEP) rediseñó 234 materiales didácticos para 16 Libros de Texto Gratuitos (LTG) destinados a alumnos de tercero a sexto de primaria, aun cuando no se cuenta con los nuevos planes ni programas de estudio que prevé desarrollar la actual administración federal, de acuerdo con la reforma educativa de mayo de 2019, ni se estableció el objetivo pedagógico para su modificación.
Durante el proceso, promovido por Marx Arriaga Navarro, director general de Materiales Educativos, se impartieron cursos de capacitación en los que se les impuso a los participantes en el rediseño de los libros un plazo de nueve días –del 27 de marzo al 4 de abril– para entregar sus propuestas, pues los materiales seleccionados debían ser evaluados para su aprobación, lo cual sucedió en tres días.
Tras la polémica por el rediseño, Martha Hernández Moreno, subsecretaria de Educación Básica, aseguró que no se trataba de un cambio de contenidos. “Teníamos 18 libros –la SEP menciona 16– que estaban pendientes por actualizar, libros que se habían quedado ahí, y que hoy estamos tratando de sacar a la luz, pero no son nuevos contenidos”, por lo que minimizó la tarea a una búsqueda de “nueva imagen”.
Sin embargo, en un comunicado emitido por la SEP el pasado 7 de abril, se reconoce que se trata del diseño de “materiales didácticos originales”, elegidos por su “calidad didáctica, disciplinar y pertinencia”, que incluyen secuencias didácticas, proyectos y otras modalidades de trabajo, así como creaciones visuales e ilustraciones, que serán incluidos en los LTG.
Antonia Candela Martín, investigadora del Departamento de Investigación Educativa (DIE) del Cinvestav, quien desde 1970 participa en la elaboración de LTG, destaca que la actual administración federal “necesita tener sus propios libros de texto, pero si los sacan así, va a ser un desastre, porque tiene que ser un material muy bien pensado, profundizado, recogiendo la mejor experiencia que hay en el país, si no, les puede salir el tiro por la culata”, advirtió.
La falta de claridad en el objetivo del rediseño de los LTG y la premura para su elaboración, generó incertidumbre entre la comunidad docente y de expertos. La Jornada solicitó la opinión tanto de Arriaga Navarro, como de la subsecretaria Hernández Moreno, sin obtener respuesta.
Elsie Rockwell, investigadora del DIE-Cinvestav, con más de 40 años de experiencia observando escuelas primarias en México, India, China, Perú, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Francia, destacó que si bien “cada país tiene tradiciones importantes, diferentes, en ningún lado he visto algo como los Libros de Texto Gratuitos de México”.
En las escuelas más precarias del mundo, agregó, “los alumnos dependen sólo de la voz del docente para tomar notas o aprender a escribir en pizarras borrables, con pocos libros a su alcance (…) México ha tenido una gran ventaja con su plan de Libros de Texto Gratuitos desde los años 60, porque además éstos quedan como propiedad personal y a veces son los únicos que se encuentran en los hogares, donde los consulta toda la familia”.
La elaboración de estos materiales, explicó Candela Martín, debe hacerse con tiempo, pues es un trabajo armonioso de fotógrafos, ilustradores, especialistas de contenidos y expertos en didáctica.
Rosa Oralia Bonilla, maestra y ex directora de Investigación e Innovación de la SEP, señaló que los LTG, al igual que la educación, “son un patrimonio nacional y social”, por lo que se debe garantizar su calidad, es decir que en su elaboración participen especialistas en diversos campos del conocimiento, integrados en equipos técnicos interdisciplinarios.
No se trata, dijo, de una cuestión de democracia, sino de conocimiento y experiencia. “No es convocar a que todos participen, sino de buscar a los especialistas”, concluyó.