A 14 meses de que más de 600 mil alumnos de educación especial en México suspendieran toda actividad escolar presencial, el contacto con compañeros y amigos, y el acceso a la escuela, principal espacio de su convivencia social, los estudiantes con diversas discapacidades enfrentan “abandono, soledad y depresión, porque simplemente nos dejaron solos”, afirmaron padres y profesores de este subsistema.
En entrevista señalaron que el programa Aprende en Casa, con el que se imparten contenidos educativos de formación básica por televisión, “no consideró que los niños y adolescentes con alguna barrera de aprendizaje requieren de una atención especial, y si bien incluyeron un traductor de la Lengua de Señas Mexicana (LSM), no es suficiente, porque hay otras discapacidades que no fueron tomadas en cuenta”.
Madres de niños con barreras de aprendizaje señalaron que “nos dejaron totalmente solos. Mi hijo es autista, pero le era prácticamente imposible seguir las clases por televisión, los contenidos iban muy rápido, y como menores no siempre ponen atención a la pantalla, además de que no incluyeron actividades para niños con discapacidad”, señaló Beatriz.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el ciclo escolar 2019-2020 se atendió a 608 mil 609 alumnos de educación básica con alguna barrera de aprendizaje. De ellos, 107 mil 308 tienen discapacidad intelectual; 16 mil 991, discapacidad motriz; 9 mil 270 viven con hipoacusia –disminución de la sensibilidad auditiva en uno o ambos oídos–; 3 mil 821 tienen sordera; 6 mil 604, baja visión, y 2 mil 196, ceguera, mientras 461 mil 729 fueron clasificados por la SEP con otras condiciones.
Ángelica, profesora de un Centro de Atención Múltiple (CAM), de los que existen mil 669 en todo el país, además de 4 mil 646 Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación Regular (Usaer), señala que la pandemia “sólo agudizó las desventajas que enfrentan nuestro alumnos, para quienes ya es difícil salir de casa, porque en general no se acepta la neurodiversidad ni las distintas discapacidades”.
A ello se suma, agrega, que para los alumnos de educación especial hay pocas oportunidades de seguir su formación más allá de la educación básica. “No hay suficientes CAM laborales, donde se les enseña un oficio, y mucho menos oportunidades donde poder continuar hacia una formación profesional”.
A pesar del discurso de la inclusión educativa, señalaron padres y profesores de educación especial, “hay un invisibilización de quienes enfrentan barreras de aprendizaje, porque en la sociedad no se habla de ello, y porque desde la SEP no se buscaron verdaderas alternativas para atender las necesidades educativas de esta población ni antes ni durante el contexto de pandemia”.