Jerusalén. Más de 90 personas resultaron heridas anoche en nuevos enfrentamientos entre policías israelíes y manifestantes palestinos en diversos barrios de Jerusalén Este, un día después de los choques más graves de los años recientes en la Ciudad Santa, que hacen temer una espiral de violencia.
A primeras horas del domingo se lanzó un cohete desde Gaza “hacia territorio israelí”, informó el ejército israelí, que añadió que su aviación respondió bombardeando “un puesto militar de Hamas” en el sur de la franja de Gaza, un enclave palestino de 2 millones de habitantes gobernado por este movimiento islamita.
“Ha habido 90 heridos durante enfrentamientos violentos” en Jerusalén, informó la Media Luna Roja palestina, revisando al alza un saldo anterior de 50 heridos.
Según estos socorristas, la mayor parte de estas personas, entre las que hay menores, resultaron heridas por impactos de balas de goma o granadas aturdidoras.
Las fuerzas de seguridad israelíes también usaron un cañón de agua pútrida para dispersar a los palestinos, algunos de los cuales lanzaron proyectiles contra la policía en estos choques desarrollados en distintas zonas de Jerusalén Este.
Anoche, decenas de miles de palestinos rezaron con relativa tranquilidad en la Explanada de las Mezquitas después del iftar, la comida que rompe el ayuno durante el Ramadán.
El barrio de Sheij Jarrah es escenario de protestas diarias desde hace varios días contra el posible desalojo de familias palestinas para instalar a colonos israelíes. En 1956, el gobierno jordano, junto con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, decidió asentar a 28 familias en el barrio de Sheij Jarrah. Sin embargo, las autoridades no entregaron a esas familias sus títulos de propiedad.
El portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Rupert Colville, reclamó a Israel que suspenda los desalojos y advirtió de que estos procesos podrían suponer una violación de sus obligaciones bajo el derecho humanitario e incluso un crimen de guerra.
Antes, la policía informó que restringió el acceso a la Ciudad Vieja de Jerusalén Este para impedir a los palestinos “participar en disturbios violentos”.
“Israel actúa de forma responsable para hacer respetar la ley y el orden en Jerusalén garantizando a la vez la libertad de culto”, aseguró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en una reunión con altos cargos de seguridad.
Según la Media Luna Roja palestina, al menos 205 palestinos resultaron heridos el viernes, la gran mayoría en la Plaza de la Mezquita. La policía dio cuenta de 18 heridos en sus filas.
Los choques en la explanada fueron los más violentos desde los de 2017, cuando Israel decidió colocar detectores de metales en la entrada del lugar. Finalmente renunció a hacerlo.
Hamas pidió a los palestinos que se queden en la explanada hasta el jueves, el día del final del Ramadán, y amenazó a Israel con ataques si la Corte Suprema ratifica los desalojos de Sheij Jarrah en un dictamen previsto el lunes.
Después de la violencia del viernes, Estados Unidos pidió a los altos cargos “israelíes y palestinos que actúen para poner fin a la violencia”. También expresó su preocupación por “la posible expulsión de familias palestinas de Sheij Jarrah”.