Saúl Canelo Álvarez cumplió con el desenlace de una historia que muchos querían ver. Venció al británico Billy Joe Saunders, quien ya no salió al noveno episodio, para convertirse en el campeón mundial de los supermedianos con los cinturones del CMB, la AMB y la OMB, éste último en posesión del inglés. Una noche épica para el mexicano que impuso una marca en el boxeo contemporáneo al reunir 71 mil espectadores en el estadio de los Vaqueros de Dallas.
Los mejores combates de boxeo tienen algo de teatral. Uno representa el rol del héroe, noble y que tiene a las masas de su lado. Otro es el villano, el provocador y que suscita el desprecio general.
Saunders quiere meter al pelirrojo a su juego. Camina al frente y por momentos lo logra, pero Canelo trabaja con una paciencia y disciplina que lo hace salir pronto de cualquier situación de peligro. El tapatío no pierde tiempo en fanfarroneos y se ciñe al plan.
En el octavo episodio Canelo estrelló un upper en el ojo derecho del británico. Estuvo a merced del mexicano y al borde del nocaut. En ese estado se fue a su esquina y ya no quiso salir al noveno.
“Cuando me fui a mi esquina le dije a Eddy Reynoso creo que le quebré el pómulo; pienso que ya no sale, dijo Canelo al final del combate.