La santería, la historia de lucha del pueblo cubano, desde su guerra de independencia hasta la revolución, pasando por el bloqueo comercial estadunidense, además de cuestiones sociales que viven día a día los cubanos, son las fuentes de inspiración del metal mestizo de Tendencia, agrupación que ya se ha hecho de un nombre en la escena mundial, gracias a su particular sonido y sus características letras.
Cuando se habla de la música cubana, vienen a la memoria músicos y agrupaciones como Benny Moré, Celina y Reutilio, Bienvenido Granda, la Sonora Matancera, el Trío Matamoros, Compay Segundo, Rubén González, Celia Cruz, e incluso Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, pero no el Heavy Metal… hasta ahora.
Este género, tan “agringado” para muchos –por lo comercial que mucha gente cree que se ha vuelto–, ya cuenta con un destacado representante. Desde los inicios de Venus, a mediados de los ochenta, y su evolución a Zeus, el heavy metal en ese país caribeño ha tomado forma y se ha consolidado con sello propio en la figura de Tendencia, combo con 26 años de trayectoria que actualmente promueve Añejo XXV (Egrem, 2020), su más reciente disco.
José Ernesto Kiko Mederos, guitarra rítmica y teclados, relata que la banda originaria de Piñar del Río, atravesó diversas facetas en los primeros años de carrera, iban del blues, al hard rock y al metal, lo que se aprecia en sus demos editados entre 1995 y 1999, donde cantaban lo mismo en inglés que en español.
Integrados por Anier Barrera en la voz, Sergio Puente en la guitarra líder, Alfredo Carballo al bajo, Lázaro Hernández en la batería y Emmanuel Candela Pujol en las percusiones, Tendencia es una agrupación con cinco sendos discos y un EP: Re-evolución (System Shock, 2001), Rebeldes (Egrem, 2004), Confidencial (Santo Grial Records, 2009), La trampa (Rigid Records, 2015), Cargando cruces (Rügencore/Antipop Records, 2018) y Añejo XXV, que los han llevado a diversas giras nacionales e internacionales en Europa y América Latina, así como a diversos festivales de renombre, donde han compartido escenario con destacadas bandas.
Rica amalgama de culturas
Una rica amalgama de culturas india, africana, española y criolla, es la herencia que la banda intenta plasmar en su música –en esta suerte de resistencia cultural–, la cual se llena de oscuridad al abordar temáticas relacionadas a la santería, como la poderosa Moñunga (Ritual en Cazuela), canción en la que, a ritmo del doble bombo y densos riffs, hacen alusión a los cantos rituales que los esclavos realizaban a sus dioses para que los liberaran de esa opresión.
“Es una referencia a Elegua, deidad africana de la religión yoruba que abre los caminos, es la descripción de ese ritual, de cómo las personas acuden a él para tener salud, para cristalizar proyectos”, explicó Kiko Mederos.
Otra de las particularidades de esta agrupación es el uso de instrumentos de percusión como las tumbadoras y el timbal, propias de la salsa, así como de tambores batá, que se tocan solamente en la música africana con ciertos toques específicos que representan a dioses africanos.
Pero no se equivoquen, su metal es fiero, potente, pesado, lejos del apelativo “folk” que la industria metalera (si, aunque lo duden, hay una industria), sobre todo la del norte global. Su música es agresiva, pero plagada de referencias a su cultura, es mestiza, crítica, con tientes groove, hardcoreros y thrasheros, donde la voz gutural le impregna una malignidad sonora.
“Cuba es un país muy musical, desde siempre hemos escuchado danzones, guaracha, guaguancó, son, trova, entre otros géneros que nos han marcado, por lo que nos hemos atrevido hacer versiones metaleras de canciones icónicas de la música cubana como Guantanamera, Hasta siempre comandante o Estoy como nunca, compartió.
Con esta nueva grabación, nominada como Mejor disco de Rock al Premio Cubadisco, el más importante de la industria discográfica cubanas la banda muestra su madurez. Temas como Aché pa’té, término con el que se le dedica a alguien toda la suerte del mundo y que habla del respeto por el ser humano, o A degüello, sobre el toque de trompeta con el que se mandaba a la carga a los mambí, guerrilleros cubanos que lucharon por la independencia en su país contra los españoles, son claros ejemplos de esta consolidación musical y letrística.
En temas como Mr. Fula, la agrupación ahonda en la parte sociopolítica que vive Cuba. “Fula”, término que se le da en la isla al dólar estadunidense y que además proviene de fulastre (poco confiable), remite, en esta pieza, a la idea que se tienen en diversas sociedades del mundo sobre el dinero como un dios.
El guitarrista y tecladista explica que el disco está integrado por 11 canciones que ya habían sido grabadas en otros álbumes, pero que se presentan con nuevos arreglos y un sonido renovado. “La preparación de un ron añejo conlleva muchos requisitos para tener un resultado exquisito al paladar, así, con los temas que integran este disco, buscamos esa calidad que reafirma nuestra madurez sonora”.
El disco Añejo XXV está disponible en todas las plataformas digitales.