Tras meses de ausencia, los capitalinos pudieron visitar a sus muertos luego de la reapertura de los 120 panteones. Familias fragmentadas para evitar contagios limpiaron, remozaron y arreglaron con flores tumbas y nichos de abuelos, padres, hermanos e hijos en el panteón San José, en Iztacalco.
Ante el aviso, los más previsores adelantaron la visita por la conmemoración del Día de las Madres a fin de evitar aglomeraciones.
Durante el corte de la yerba crecida en la tumba de su esposa, don Armando explicaba en voz baja por qué se había ausentado y pedía que no se molestara porque en todo momento la tuvo presente, “pero andábamos en pandemia”, le repetía constantemente para excusarse.
Para las hermanas Jardón, que tenían como tradición visitar a su abuela cada 15 días, fue duro no poder entrar. “Ella nos crió y nos enseñó a no olvidar a los muertos”, recordó Karen mientras barría la maleza; como ella, don Raúl afanosamente tallaba el azulejo.
La joven de Santa María Nativitas reconoce los sepulcros que están alrededor del de su abuela, sabe que hay niños, personas mayores, padres e hijos, por eso no repara en extender la limpieza.
En este camposanto, al igual que en la demarcación, la población crece en vertical. Las tumbas se adecuaron con bóvedas de entre tres a cinco cajones para inhumar cuerpos uno sobre otro, comentaron los sepultureros.
Es así como Felipe Rascón tiene los cuerpos de sus padres, un hijo y un familiar más. Plácidamente sentado escuchaba las canciones que un joven guitarrista interpretaba para los muertos, veía el trabajo de su esposa, quien se esmeraba en arreglar la tumba donde descansan los restos de su primogénito.
“El hijo desobediente”, recordó, por no hacer caso a su recomendación y no salir sin permiso, con apenas 18 años tuvo un accidente automovilístico. “Iba con los amigos y chocaron, a unas semanas de haber sido su cumpleaños”.
Para cuatro de los nueve hermanos Montes fue momento de visitar a Gloria, su madre; recordaron anécdotas, escucharon música y festejaron con ella el cumpleaños de uno de los integrantes de la familia que llegó desde Puebla.
En este panteón ayer hubo poca afluencia, sin necesidad de control y fue notoria la presencia de ambulantes en las inmediaciones.