Curiosa ha sido la trayectoria del actor y guionista Bob Odenkirk quien, a pesar de haber iniciado sus actividades desde los años 90, obtuvo popularidad a raíz de su interpretación del abogado transa Saul Goodman en las excelentes series Breaking Bad y Better Call Saul. En ellas, Goodman –o Jimmy McGill, su verdadero nombre– se las ingeniaba para salir de cualquier aprieto empleando su mareadora verborrea.
Con un físico que evoca a un hermano feo y enclenque de Kevin Costner, Odenkirk protagoniza ahora la película Nadie, del director ruso Ilya Naishuller, y se transforma en un improbable héroe de acción llamado Hutch Mansell, un hombre tan apocado en principio, que es incapaz de defender su hogar cuando dos ladrones irrumpen en la noche, gesto que le gana el desprecio de su hijo (Gage Munroe) y el mayor distanciamiento con su esposa Becca (Connie Nielsen).
Sin embargo, el incidente ha removido algo profundo en el carácter y el pasado de Hutch. Otra noche es testigo de cómo, en un autobús urbano, una media docena de hampones rusos amenaza a una inerme joven. Un tapón se le bota al protagonista. Aunque Hutch va armado, él vacía el cargador de su revólver para enfrentar a los maleantes a puñetazo limpio. Y algo más. En la mejor secuencia de la película, el ratón convertido en Superratón acaba uno a uno con sus contrincantes, después de pronunciar un diálogo digno de Harry el Sucio: “espero que a estos pendejos les guste la comida de hospital”. Herido, pero con la dignidad recuperada, Hutch está listo a enfrentar lo siguiente.
Resulta que uno de los rusos dañados es hermano de Yulian (Aleksey Serebryakov), un temible gánster que comanda un incontable ejército de matones. El resto de la película se resuelve en balacera tras balacera tras balacera, hasta que Hutch acaba con el cuadro, con el apoyo de su retirado padre David (Christopher Lloyd), ex agente de la FBI, y su hermano negro adoptivo (RZA).
No debe sorprender que el autor de todo el asunto sea Derek Kolstad, el coguionista responsable de las numerosas aventuras de John Wick, otro ejemplo de hiperviolencia de caricatura. Sin embargo, hay una diferencia entre esos ejercicios en brutalidad y Nadie. Y ese es el desparpajo chacotero con que Naishuller se desempeña utilizando la música de apoyo.
Una instancia ilustrativa de ello es la larga presentación de Yulian dentro de un centro nocturno, en la cual el gánster recorre el lugar en un plano-secuencia, sube al escenario para acompañar en el canto y el baile a la tiple en turno, y luego baja nuevamente a mezclarse entre sus cohortes. O también el empleo sarcástico de canciones de tono autoafirmativo en la banda sonora, como la infalible El sueño imposible entonada por Andy Williams (!), mientras Hutch ejerce la destrucción de la mafia rusa.
Nadie
(Nobody)
Nadie no es otra cosa que entretenimiento catártico para amantes de la fórmula del vengador implacable, pero es redimida por la presencia irónica de Odenkirk y la eficacia formal de Naishuller, quien demuestra una habilidad nada desdeñable para coreografiar el caos sangriento.
D: Ilya Naishuller/ G: Derek Kolstad/ F. en C: Pawel Pogorzelski/ M: David Buckley; canciones varias/ Ed: Evan Schiff, William Yeh/ Con: Bob Odenkirk, Aleksey Serebryakov, Connie Nielsen, Christopher Lloyd, RZA/ P: 87 North, Dentsu, Eighty Two Films, Odenkirk Provissiero Entertainment, Perfect World Pictures. Estados Unidos, 2021.
Twitter: @walyder