Los opositores al morenismo dejaron a Miguel Ángel Mancera al margen de sus primeras declaraciones severas respecto al más reciente accidente grave en el Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México (Metro).
Las baterías retóricas de los voceros opositores (PAN y PRD, sobre todo) se centraron en Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, en el primero como responsable inicial de la llamada línea dorada, siempre envuelta en versiones de alta corrupción y detenido su funcionamiento durante largo tiempo a causa de peligrosas fallas, y en la segunda como presunta responsable de mal mantenimiento de dicha línea y de la mala administración de su protegida, Florencia Serranía, directora del Metro.
El exceso de concentración de esos opositores en el canciller y la jefa del Gobierno capitalino (mencionados como aspirantes a la candidatura presidencial por Morena en 2024) les impidió reparar en la inmediatez imputable de uno de sus aliados, el citado Mancera, que recibió la famosa línea dorada y destinó millonadas en la supuesta corrección de las terribles fallas estructurales denunciadas en ese sexenio (2012-2018), en el que, además, se dispuso de presupuesto extra a partir de un objetado incremento a las tarifas de viaje.
A reserva de que se realicen las indagaciones técnicas y judiciales sobre lo sucedido, la maquinaria morenista ha decidido arrojar los reflectores acusativos sobre el ex jefe de gobierno, Mancera, políticamente muy desmejorado, a tal nivel que coordina una bancada perredista ínfima, que apenas se sostiene como “grupo parlamentario” por la adhesión de la panista Xóchitl Gálvez para completar el mínimo de cinco senadores. En el mismo lance, el morenismo parece decidido a dar por exculpado a Ebrard y, desde luego, a Sheinbaum.
En otro tema: faltan varios pasos para decidir si la candidata de Morena a gobernar San Luis Potosí, Mónica Rangel, corre la misma suerte adversa que Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón, en cuanto al retiro del registro de su pretensión de estar en las boletas electorales del próximo mes. Apenas la Unidad Técnica de Fiscalización del Instituto Nacional Electoral ha propuesto tal castigo, pero falta que la Comisión de Fiscalización del propio INE haga suyo tal criterio y que el pleno del consejo general también lo apruebe. Y, luego, vendría la palabra definitiva del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Pero, con Mónica o sin ella, la política potosina se ensució y descompuso de fea forma a causa de Mario Delgado, el presidente faccioso de Morena que primero quiso imponer como candidato a gobernador al diputado federal con licencia Ricardo Gallardo Cardona, a título de una explícita alianza con el Partido Verde Ecologista de México, y, ante el militante rechazo de morenistas a tal jugarreta, terminó planteando una convocatoria a morenistas, que incluía a varones y mujeres; luego, desdiciendo a la anterior, otra convocatoria sólo para mujeres y, finalmente, imponiendo, sin respeto a los otros y otras participantes originales, a quien era secretaria de Salud del gobierno priísta de San Luis Potosí, la citada Mónica Rangel.
De esa manera, Mario Delgado dividió y desanimó al morenismo potosino, instaló una candidatura sin viabilidad de triunfo, trampeó con la bandera de dar más oportunidades a las mujeres y quitó a su verdadera carta, el “verde” Gallardo, cualquier riesgo desde Morena. Además, Delgado entregó cinco de siete candidaturas a diputados federales al PVEM, es decir, al citado Gallardo. Y, para buscar la presidencia municipal de la capital, Morena lleva a Xavier Nava (en su caso, en busca de relección, habiendo llegado al cargo a nombre del PAN), quien semanas atrás había perdido la postulación panista a gobernador del estado.
Y, mientras la senadora por Durango Lilia Margarita Valdez ha dicho ante reporteros, respecto a lo sucedido en el Metro, que “hay gente perversa” en México que “en un descuido van y le mueven a la ballena para que se caiga”, ¡hasta el próximo lunes!
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