Cada minuto, a nivel global, se desecha un millón de botellas de plástico, de las cuales sólo se recicla 9 por ciento. México es el principal consumidor de agua embotellada y al año cada persona bebe entre 154 y 254 litros, lo cual implica una gran dependencia de este producto y además es reflejo del estrés hídrico, indican expertos.
El cambio de un esquema tradicional de abastecimiento de agua a uno basado en este producto “resulta dañino debido a la enorme cantidad de desechos sólidos que se producen, así como a los innumerables procesos que están asociados a todas sus labores”, señala Raymundo Sánchez, en el artículo “De la captación del agua a la disposición de las botellas: Los impactos ambientales del agua embotellada”, publicado en el libro Acciones metropolitanas para la gestión sustentable del agua, coordinado por Oscar Monroy y editado por la Anuies.
En la presentación del libro, Raúl Pacheco Vega, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sostuvo que no hay momento para austeridad, se debe gastar en agua e infraestructura, invertir en los organismos operadores, lo que hay son respuestas privadas a problemas públicos y no se puede dejar de exigir al Estado su obligación de garantizar el derecho humano al agua.
Añadió que los organismos operadores son los que menos recursos fiscales pueden recolectar, su estructura institucional es muy débil. Destacó que el mercado mundial de agua embotellada es un negocio redondo, que se estima llegará a aproximadamente 217 mil 120 millones de dólares para 2026, y las cuatro empresas que dominan el mercado global son Coca Cola, Danone, Nestlé y Pepsico.
Recordó que el agua embotellada llegó al consumidor mexicano en forma relativamente permanente alrededor de la década de los 80 con el terremoto de la Ciudad de México, aunque antes habían existido algunos intentos por fomentar el consumo del líquido envasado.
Por su parte, Blanca Jiménez, directora de Conagua, sostuvo que “me ha quedado claro que la falta de servicio tiene que ver con corrupción”. Agregó que muchos recursos destinados a este rubro en estados y municipios, se ha ido a otros ámbitos. Por eso es importante que éstos retomen las atribuciones que indica la ley.
Explicó que no hay nuevas obras, pero se da mantenimiento a lo que ya existe y hay mucha agua que se pierde por falta de mantenimiento, “se sellan presas para evitar pérdidas” y en la planta potabilizadora de Berros, del Sistema Cutzamala, se perdía gran cantidad de agua por problemas en el manejo de lodos.