Londres. Casi 20 millones de personas más sufrieron crisis alimentarias el año pasado en medio de conflictos armados, la pandemia de Covid-19 y los extremos climáticos.
Las perspectivas para este año son nuevamente sombrías, según un informe del programa Red mundial contra las crisis alimentarias.
La agencia humanitaria, creada en 2016 por la Unión Europea (UE) y Naciones Unidas, también advirtió que la inseguridad alimentaria ha seguido empeorando desde 2017, el primer año de sus informes.
“Debemos hacer todo lo posible para poner fin a este círculo vicioso. No hay lugar para el hambre y la inanición en el siglo XXI”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres.
Agregó que el conflicto y el hambre deben abordarse de manera conjunta, ya que se refuerzan mutuamente.
Definida como cualquier falta de alimentos que amenace vidas, medios de vida o ambos, la inseguridad alimentaria aguda en niveles de crisis o peor, afectó al menos a 155 millones de personas el año pasado, la cifra más alta en los cinco años de existencia del informe.
El documento advirtió que no se espera que la situación mejore este año, impulsada principalmente por el conflicto, con las medidas de contención relacionadas con la pandemia Covid-19 como factor agravante.
Dos de cada tres personas afectadas por las crisis alimentarias el año pasado estaban en África, aunque otras partes del mundo no se salvaron, con Yemen, Afganistán, Siria y Haití entre los 10 lugares más afectados.
“La pandemia de Covid-19 ha revelado la fragilidad del sistema alimentario mundial y la necesidad de sistemas más equitativos, sostenibles y resilientes”, dijeron la UE, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA) y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) en una declaración conjunta.