Londres. La final de la Champions será inglesa. Chelsea se encargó de despachar al equipo más laureado en la historia del torneo continental, Real Madrid, al que derrotó en la vuelta con un marcador de 2-0 (3-1 global). Los Blues ahora buscarán levantar el más codiciado trofeo de Europa ante el Manchester City.
Los rivales de la Liga Premier se citarán el 29 de mayo en Estambul, ciudad que actualmente se encuentra bajo confinamiento por el coronavirus y que en 2020 estaba programada como sede para la final, la cual no pudo realizarse tras la suspensión por la pandemia.
Añadir un segundo cetro, tras conquistar la Champions de 2012, avalaría la decisión que Chelsea tomó en enero, cuando despidió a Frank Lampard, ídolo del club, para contratar a Thomas Tuchel, el técnico alemán que condujo al París Saint-Germain a la final de la pasada edición.
Tras el 1-1 en Madrid, Tuchel hizo un planteamiento ofensivo desde el comienzo. Y los Blues evidenciaron la falta de ritmo de Sergio Ramos, defensa merengue que volvió tras una ausencia de dos meses.
“Un equipo que ha ganado de todo es normal que en algún momento pierda. Tenemos que seguir peleando”, dijo el delantero brasileño del Madrid, Vinicius Junior.
Los goles de Timo Werner y Mason Mount sirvieron para dejar afuera al conjunto blanco que presume 13 títulos de Europa.
El alemán Werner capitalizó uno de los ataques y un rebote afortunado en el larguero para definir, sereno y sin marca a los 28 minutos. Fue un prodigio colectivo. Desde la media cancha se tejió una jugada con numerosos toques y una definición hermosa que dio en el travesaño, pero que el oportuno Werner sólo tuvo que rematar con la cabeza.
Los locales dilapidaron múltiples oportunidades de ampliar un marcador que pudo ser más abultado. No consiguieron el segundo tanto sino a los 85 minutos, cuando Pulisic mostró nervios de acero para dar una asistencia a Mount, quien hizo el 2-0.
La historia pudo ser distinta si Karim Benzema no se hubiera encontrado enfrente en dos ocasiones al portero Edouard Mendy, quien salvó su arco antes del final del primer tiempo. Las intervenciones del guardameta fueron soberbias.
No hubo mucha propuesta de los merengues. No lograron encontrar los huecos en el dispositivo defensivo del Chelsea, que aprovechaba sus robos en el centro del campo para salir en velocidad y sorprender al Real Madrid con N'Golo Kanté de catalizador.
Los robos del centrocampista francés serían clave en los dos tantos que sentenciaron a los merengues, que sufrían con cada llegada de Timo Werner y Kai Havertz, al que en el 18 le anularon un gol por fuera de juego.
Aunque no bajaron los brazos hasta el final, los merengues no encontraron la forma de parar las acometidas de los Blues, que en velocidad sorprendían una y otra vez a los hombres del Madrid.
“Estoy muy orgulloso de mis jugadores, pero no fue posible”, reconoció el técnico francés Zinedine Zidane; “jugamos contra un equipo que fue mejor”.
El entrenador alemán del Chelsea celebró que nunca perdieron el hambre y a eso adjudicó que estén en la final.
“Pudimos haber marcado muchos más goles para estar más tranquilos, pero no es momento para la crítica, ha sido una gran actuación”, insistió Tuchel, quien vuelve a llegar a la final de Champions tras hacerlo el año pasado con el PSG.
El técnico consideró que el Real Madrid “siempre es peligroso y con ellos siempre estás en la cuerda floja, así que felicidades a mis jugadores, porque aunque fallamos ocasiones, siempre seguimos ahí”.