Sídney. Agresiones sexuales, cuerpos estirados hasta el dolor para ganar flexibilidad y adolescentes humilladas al ser calificadas con exceso de peso. Un informe publicado ayer sacó a la luz los excesos en la gimnasia australiana en las últimas décadas.
“He tenido una buena vida a pesar de la gimnasia”, señaló una antigua deportista de alto nivel bajo anonimato, entre cerca de 50 personas participantes en este informe de la Comisión Australiana de Derechos Humanos (AHRC).
“Pero he tenido que hacer frente a consecuencias físicas y sicológicas. Me hubiera gustado sin duda no haber formado parte de la élite de la gimnasia”, añadió.
La AHRC señaló que además de las agresiones, los gimnastas fueron víctimas de negligencias médicas, declaraciones racistas y sexistas, así como humillaciones físicas.
“No se llevaron a cabo denuncias o investigaciones de los casos”, lamentó la AHRC.
La Federación Australiana de Gimnasia, que encargó la investigación, “presentó sus disculpas a todos los deportistas que fueron víctimas de abusos” y prometió además adoptar las 12 recomendaciones propuestas por este informe.
“La entrenadora me estiró hasta un punto que quería morir. El dolor era atroz, si me enfadaba o lloraba, contaba más lentamente”, explicó una ex gimnasta.
“A menudo, cuando estirábamos, el entrenador tenía una erección, sentía que se empujaba sobre mis caderas o mi espalda mientras gemía y suspiraba”, narró otra.
“La primera vez que me dijo que estaba gorda tenía 11 años y pesaba 22 kilos”, explicó una tercera.
En Estados Unidos, Larry Nassar, antiguo médico del equipo nacional, fue declarado culpable de haber agredido sexualmente durante dos décadas a 265 gimnastas.