La Comunidad de Madrid, una de las17 autonomías que integran el Estado español y quizá la más importante por su influencia política, económica y comercial, vivirá mañana uno de los comicios electorales más tensos y enfrentados de su historia.
A pesar de lo todas las encuestas apuntan a una victoria de la derecha, la cita electoral se convirtió, por un lado, en una especie de referendo a la gestión del gobierno central, del socialista Pedro Sánchez, a la pandemia de Covid-19 y, por otro, una enmienda a la actuación de la derecha en la larga y polémica forma de gestionar los servicios públicos en la región, de manera específica de la sanidad.
La actual presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata del derechista Partido Popular (PP), Isabel Díaz Ayuso, precipitó el adelanto electoral con su ventaja en las intenciones de voto, justificándola por una moción de censura inesperada en Murcia, impulsada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Ciudadanos –hasta entonces socio preferencia del PP en Murcia y Madrid–.
Las elecciones anticipadas también precipitaron algunos movimientos estratégicos en los partidos: el PP mantuvo íntegro su cartel, liderado por Ayuso y los consejeros de su gobierno; el PSOE de-cidió convertir los comicios autonómicos en una cuestión nacional, en la que el propio Pedro Sánchez mantuvo un papel protagónico; en Ciudadanos hubo una limpieza radical de las caras visibles, que no evitará el naufragio de la formación de centro-derecha; Más Madrid, un partido de izquierda creado de una escisión de Unidas Podemos (UP), se confirmó como la gran alternativa de la izquierda, pero aún lejos de cosechar los apoyos necesarios para liderar el bloque. La extrema derecha de Vox mantuvo a su líder en la región, Rocío Monasterio, con su discurso incendiario contra la migración y la izquierda. Por último, Podemos vivió su propia convulsión, primero con el inesperado anuncio de su líder, Pablo Iglesias que renunció a la vicepresidencia del gobierno central para convertirse en candidato a la comunidad autónoma y cerrar el paso a la “extrema derecha” y, después, con el fracaso de su iniciativa de crear un bloque unitario de la izquierda para hacerle frente al PP.
La mayoría de las encuestas vaticinan que estas elecciones serán de las más previsibles de los años recientes. Triunfará la derecha y el PP podría sumar más escaños que todo el bloque de la izquierda, con lo que duplicará sus actuales diputaciones –de 30 a 60 o más– con lo que rozará la mayoría absoluta.
El PSOE pasará de primera a segunda fuerza y podría perder entre siete y 10 escaños, con la posibilidad de perder su hegemonía en el bloque de la izquierda; Más Madrid, la formación de izquierda que más ilusión genera, gracias en gran parte a su candidata Mónica García, una empleada del sector salud carismática y comprometida; Vox mantendrá e incluso sumará algún escaño más a sus actuales 12 legisladores.
Los dos perdedores serán Ciudadanos, que está al borde de la desaparición en la región, y UP y su líder Pablo Iglesias, que obtendrá el último lugar. Las encrucijadas y respuestas a las elecciones madrileñas se resolverán mañana.